Mañana tranquila, la del primer día de las fiestas de San Agustín, ayer jueves. A las doce se ha celebró la misa por todos los difuntos de nuestra parroquia, que estuvo muy concurrida, lo mismo que todos los años. En el altar, acompañando a Domingo, nuestro párroco, Antonio Martín García y Antonio Cabrejas Martín, religiosos naturales de Pedrajas que desempeñan su labor apostólica en Buenos Aires y Quito respectivamente, y se encuentran pasando unos días de descanso en su pueblo.
A la una del mediodía, la fiesta de la espuma congregó a numerosos niños, acompañados por sus padres y abuelos en calidad de vigilantes de la playa. Los pequeños se lo han pasado en grande remojándose en la espuma que lanzaba el cañón.
Por la tarde, a las ocho y media, estuvimos un rato en el encierro de carretones, que se desarrolló con concurrencia de público desde mitad de la calle del Pozo Bueno hasta el final de la calle Río Duero, coincidiendo en parte con el recorrido de los encierros. La organización corrió por cuenta de la asociación cultural taurina de Pedrajas. Aquí los niños también la gozaron, vigilados de cerca por los adultos.
Por la noche, a las once, se soltó un toro nevado desde un cajón situado en el ruedo de la plaza de toros. Salió a gran velocidad a la calle en dirección a los toriles de la ronda de Santa Ana. Para ello tuvieron que abrir la puerta grande, momento que aprovecharon algunas personas para acceder a la plaza sin pagar. A continuación, dio comienzo el II encierro al estilo de la villa con la suelta de varios novillos. Parece ser que alguno de ellos se mostró reacio a abandonar la arena del ruedo.
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