El tiempo, algo fresco para la época en que estamos, caracterizó el segundo día de las fiestas. En cierto modo, un alivio, teniendo en cuenta los grandes calores que hemos sufrido durante gran parte del mes.
A las 12 de la mañana, ha sido mucha la gente que se ha congregado en la iglesia para recordar a sus familiares difuntos, con asistencia de las reinas de las fiestas, vestidas de negro, y autoridades del pueblo. Ante el altar, los dos sacerdotes celebrantes de ayer, aunque presidiendo hoy don Antonio, y predicando. Que levante la mano el que no…
El tiempo que hacía no invitaba a los niños a participar en la fiesta de la espuma, prevista para la una del mediodía. Menos mal que ha aparecido el sol y han ido llegando, aunque no tantos como otros años. Eso sí, sus padres o abuelos, bien provistos de toallas para arroparlos enseguida y vestirlos, que no se quedaran rilando, arrecidos de frío.
Por la tarde, acabado el café concierto, ha tenido lugar la primera novillada del certamen El Piñón de España. Aunque no hemos asistido, nos han dicho que los novillos no han salido buenos. De los novilleros, uno bien, ha cortado dos orejas a su segundo y ha salido por la puerta grande. El otro no ha tenido su día y han devuelto a los toriles a su segundo novillo, por no haber logrado concluir la faena en el tiempo establecido. Sí que hemos vivido el ambiente de la salida a la calle de los espectadores, de los toreros, de las reinas de las fiestas, de las autoridades… Mucha gente a hacerse fotos con los protagonistas.
El encierro de carretones para los niños, organizado por la Asociación Cultural Taurina de Pedrajas ha comenzado un poco más tarde de los previsto, por haberse retrasado el final de la corrida. Se ha desarrollado en la Plaza de Toros y por la calle del Alamar, hasta la carretera de Alcazarén. Los niños muy ilusionados, algunos con su muleta roja y mucha gracia, como el pequeño Víctor. O Noel, que lo mismo baila jotas derrochando salero, que domina la capa como experimentado torero.
Por la noche, segundo encierro nocturno, con mucha afluencia de forasteros. El mejor indicador, las calles llenas de coches y no encontrar lugar para aparcar. Del encierro, poco podemos decir. Eso sí, no había nIngún coche aparcado en las calles del recorrido y pudo comenzar a la hora establecida. Mucha gente también en la verbena de la orquesta Cayenna y en las zonas del casco antiguo, donde se concentran las peñas.
En una de ellas, al lado de casa, mogollón de jóvenes participando en un bingo musical: ponen una canción y tú vas tachando su titulo en un cartón preparado al efecto. Nos lo explica el amigo Jhony, con raíces en Villeguillo y Pedrajas, pero viviendo en Sevilla, enamorado de las tradiciones de aquellas tierras, lo mismo que de las nuestras.
Jhony, se me olvidaba, el tiempo no tan fresco como se preveía, por la noche templó un poco... al principio.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Peña La Magra
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