Un aire ardiente llegaba hasta estas tierras castellanas esta mañana, procedente de lejanas tierras del África subsahariana, dicen los del parte en la tele. También a orillas del río Eresma, en la pradera de Sacedón, donde se estaba celebrando la ceremonia de la primera comunión de 25 niñas y niños de nuestra parroquia. Ellos estaban a la sombra de una enramada de ramas de chopo levantada junto a la pérgola, bajo la cual se hallaban sus padres y el coro parroquial.
En la orilla de la pradera contigua a la ribera se encontraba el altar, presidido por don Domingo, que estaba acompañado por un sacerdote natural de Villaverde, don José González, tío de la madre de una de las niñas que tomaban la comunión. Muy cerca de ellos, las catequistas que han preparado a los niños, días y días, hasta el de hoy, en que llegaba a buen término su labor. Y muy cerca del altar, a un lado, presidiendo la celebración la imagen de nuestra Patrona, la Virgen de Sacedón, custodiada por la mayordoma, Verónica Arratia. Los demás familiares de los niños −sus invitados− a la sombra de las acacias. Claro, que hoy la sombra daba casi igual, pues el cielo se hallaba velado por la calima y en todas partes hacía muchísima calor. Los abanicos, en manos de las mujeres, no dejaban de ventilar sus rostros con aire más fresco.
Cuando llegábamos a Sacedón, una y algo del mediodía, salían los niños de la ermita, con los celebrantes, en dirección a sus respectivos lugares. Hemos oído cómo se iban presentando, de uno: “Aquí estoy, Señor, soy…” Después, las diversas partes de la ceremonia −peticiones, renovación de las promesas bautismales, ofrendas− algunas en en centro de la pradera, con participación de los niños, de sus padres, de las catequistas, del coro… En las fotografías podréis ver algunos de estos momentos, que no todos, pues obligaciones familiares requerían nuestra presencia en casa.
Ha habido un problema, que la zona del bar se hallaba muy cerca de donde estaba teniendo lugar la celebración religiosa, y las conversaciones, en altas voces, a las que somos todos muy dados en este país, interferían los rezos. Don Domingo ha llamado la atención un par de veces, primero diciendo a los padres que podían haber advertido antes a algunos de sus invitados de la necesidad de tener algo de decoro. Después, ya en la breve homilía, ha vuelto a insistir en el tema, ahora dirigiéndose a los niños, para que durante la comida les recordaran a sus invitados que les habían respetado muy poco en lo que estaban haciendo. También ha habido otras personas que se han acercado hasta el bar para pedir un poco de respeto, pero…
Concluidos los actos, las familias se habrán repartido por diferentes restaurantes, de Pedrajas y de otros pueblos, para la comida. Allí, en Sacedón, al pie de unos pinos, tenían preparada sus mesas las mujeres de la asociación de Santa Águeda para una comida de hermandad. Ya sabemos que estos fines de semana de mayo y junio son fechas en que diferentes colectivos del pueblo tienen su fiesta en Sacedón: los piñeros, el gremio de la construcción, asociaciones, etc. Normalmente, no hace tanta calor como estos días.
FOTOGRAFÍAS
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