Comercios históricos: Pastelería Frías
La familia confitera que endulzó la provincia de Valladolid
El zamorano Paulino Esteban cogió en 1899 el traspaso de una confitería en la calle Orates de Valladolid. Hoy su biznieto Jesús continúa el negocio familiar en Olmedo, donde se trasladó su abuelo en 1929
Valladolid
El Norte de Castilla. Lunes, 11 de diciembre 2023, 00:14
En 1899 Paulino Esteban Miguel (Villavendimio, Zamora, 1875) cogió el traspaso de una confitería en el número 29 de la calle Orates, hoy Cánovas del Castillo. «Yo María Fernández, vecina de esta capital, habitante en la calle de Orates casa número 29, doy en traspaso la tienda de confitería que tengo en dicha casa y calle a mi sobrino Paulino Esteban», recoge el documento original que custodia su biznieto Jesús Fernández Esteban (Olmedo, 1960), actual propietario del negocio familiar. Paulino tenía entonces 24 años. El traspaso del negocio incluía desde el horno y la báscula de juegos de pesado hasta 25 moldes de mojicón, pasando por una piedra para chocolate, platos, tarros, bandejas, cazos, espumaderas, cinco sillas de pajas, moldes de azucarillos redondos, de bizcochos, de pastas y pasteles y hasta dos de roscones, entre otros artilugios. El precio acordado fueron 1.250 pesetas.
Casado con Rufina Frías Jimeno (Valladolid, 1874), Paulino abandona un año después la que pronto se convertiría en 'la calle más dulce de Valladolid' -en 1911 Ramón Freixas abrió su Horno Francés en el número 20 y Justo Stirnimann abrió su Horno del Suizo cuatro años después, justo enfrente, en el número 19 de la misma calle- y se traslada a Pedrajas de San Esteban. «Especialidad en dulces y pastas finas. Chocolates y mantecados», reza el membrete de principios del siglo XX de la confitería. Allí abre un nuevo obrador, en el número 3 de la calle Carnicerías. «Al lado del Ayuntamiento», apostilla Jesús Fernández Esteban. «En aquella época los pasteles solo se hacían los domingos y las tartas, cuando había una celebración importante; el resto de los días se hacían pastas, bizcochos y hojaldres, además de las especialidades de la temporada como las rosquillas de palo o los buñuelos de viento en los Santos".
Con su padre trabajan en la confitería los cinco hijos del matrimonio: Paulino, Elvira, Ángel, Carmen y María. En 1928 el mayor, Paulino, se casa con Severina Lozano, de Pedrajas de San Esteban, y un año después deciden trasladarse a la vecina localidad de Olmedo y abrir allí su propio obrador. En 1929 abre sus puertas en Olmedo la confitería de Paulino Esteban hijo. Unos años más tarde, en 1936, Paulino compra un edificio en la calle Corredera (hoy Marcos Salgueiro) y traslada allí el obrador y la tienda. Los primeros años ambas confiterías se llamaban igual: Paulino Esteban. «Mi abuelo decidió cambiar el nombre de su pastelería por Paulino E. Frías para diferenciar los paquetes que llegaban en el tren. Siempre había mucha confusión», señala Jesús Fernández Esteban.
El fundador del negocio familiar falleció en 1942 y hasta 1972 sus hijos Ángel, Elvira y Carmen mantuvieron el comercio de Pedrajas. Al primogénito le dieron el relevo en Olmedo dos de sus hijos: Paquita (Pedrajas de San Esteban, 1928) y Demetrio (Olmedo, 1933). De los años en los que el comercio estuvo en manos de su abuelo, Jesús Fernández recuerda un episodio de los años de la Guerra Civil. «El palacio de los Olmedilla durante la Guerra fue utilizado como cuartel. Por las tardes dos militares, que se presentaron a mi abuelo como pasteleros, venían al obrador a hacer bizcochos y otros dulces para el cuartel. A mi abuelo en aquel tiempo nunca le faltaron ni harina ni azúcar ni huevos. Cuando acabó la Guerra, mi abuelo siguió manteniendo relación con ellos; y luego mi abuela, mi tío y mi madre con sus descendientes. Uno era el señor Mora, fundador de la fábrica barcelonesa de caramelos Mora Rosa, y el otro, Paulino, tuvo también una conocida pastelería en un pueblo de Zamora».
Hasta 2007 la pastelería estuvo en manos de los hermanos Esteban Lozano. Desde entonces Jesús Fernández Esteban, hijo de Paquita, es el alma de la pastelería Frías, el horno más antiguo de Olmedo. El cartel que luce sobre la puerta de entrada, en el número 2 de la calle Marcos Salgueiro, es el original de los años cincuenta. «Quitamos la E, de Esteban, y nos quedamos solo con Frías». En 2024 se cumplirán 125 años desde aquel 7 de enero de 1899 en que el bisabuelo de Jesús cogiera el traspaso de la confitería de su tía en la calle Orates de Valladolid.
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