Era un pino albar que aspiraba a convertirse en un ejemplar digno de contemplar
Se hallaba en el jardín de la residencia Hogar Betania, frente al Cine Avenida. Había crecido con algo de inclinación hacia el lado de la calle, en un lugar de mucho paso, por lo que daba sensación de peligro. Además, la copa ocupaba ya parte de la calle y las piñas, a esa altura, si caen, pueden hacer mucho daño, aunque se tenga la cabeza más dura que el cogote de san Pedro.
A estas circunstancias se unió una importante fuga en la conducción de agua potable que pasa por allí. Para repararla, fue necesario cortar algunas de sus raíces y el terreno quedó encharcado, afectando a la fijación del pino, que −mucho más que antes− corría peligro de caer por tierra.
Por lo tanto, ayer, por encargo del ayuntamiento de Pedrajas, se procedió a cortarlo, empezando por la parte superior y acabando por la base de su recio tronco. En el sitio que ocupaba únicamente queda el tocón, que poco a poco, irá carcomiéndose hasta desaparecer. Es una pena, pero la seguridad de las personas está por encima de otras consideraciones. Además, se hallaba cargado de muchas y buenas piñas, que no han llegado a acabar de madurar. Incluso parecía estar coronado de algún ramillete o gallete, como se dice en Pedrajas.
A ambos lados del pino crecían dos hermosos tilos que llenaban −y llenan− de aroma el ambiente de la calle. Ahora dispondrán de más espacio para expandir su copa… y también sus raíces, que Dios quiera no afecten a la conducción del agua ni a la seguridad de los que por allí transitan.
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