Ayer, a última hora de la tarde, la Plaza Mayor fue nuevamente el marco elegido para la ceremonia, siempre emocionante, de la imposición del pañuelo de las fiestas de San Agustín a los niños nacidos a partir del mes de agosto de 2019, ya que el año pasado no pudo realizarse a causa de la situación sanitaria reinante.
Hasta lo alto del escenario, donde estaban situadas las reinas de las fiestas de 2020 y 2021 y algunos miembros de la Corporación municipal, fueron subiendo los niños objeto del homenaje -si se encontraban presentes- en brazos de sus padres o familiares cercanos, a los que se entregaba el citado pañuelo para que ellos mismos se lo anudasen al cuello, por motivos de seguridad.
Se comenzó por los niños empadronados en Pedrajas y se continuó por aquellos que viviendo su familia en otras poblaciones descienden sus progenitores, por una o ambas ramas, de nuestra villa. Entre los primeros, se echó en falta la asistencia de la mayor parte de los pertenecientes a familias de origen extranjero asentadas entre nosotros, seguramente por desconocimiento del significado del acto. Un significado que se les podría explicar previamente, de palabra, a sus padres, pues se trata de una ceremonia que simboliza la acogida en nuestro pueblo a todos los niños que van naciendo, relacionados con él.
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