Por primera vez en la historia de nuestro pueblo, la misa mayor de la festividad de San Esteban se ha celebrado en la pradera de la ermita de Sacedón, dando comienzo a las doce la mañana. Aunque no hacía mucho calor y soplaba ligeramente el viento, había que protegerse de los rayos de sol. En una de las esquinas del santuario, la que mira al camino que llega desde Pedrajas, junto al pórtico, se ha colocado el altar portátil; a un lado, una gran cruz de madera, clavada en la tierra; al otro, en una mesa, las imágenes de Nuestra Señora de Sacedón y de San Esteban, nuestros patronos.
Los asistentes a la celebración se han situado enfrente, a la sombra de las acacias que crecen en ese lateral de la pradera, guardando la debida distancia y con mascarilla. En primer término, los mayordomos de la Virgen, las reinas de las fiestas y las autoridades del pueblo, acompañados por sus familiares más cercanos. Auxiliando a don Domingo en la ceremonia, Teresa Mate, camarera de la Virgen, y Luz María Capellán.
Nuestro párroco ha comenzado su sermón agradeciendo la entrega y la dedicación, las obras buenas, que hacen por los demás numerosas personas, no solo en el ámbito de la comunidad cristiana. Anunciada su intención de realizar una homilía distinta, por no repetirse, la ha centrado en la importancia de la relación existente entre el uso que hacemos de la palabra y el modo de vida que llevamos: Hablamos como vivimos y vivimos como hablamos. El uso de la palabra no es algo baladí, sin importancia, ya que expresa la profundidad de nuestro pensamiento. Y lo ha ejemplificado analizando algunos tiempos de la conjugación del verbo amar. Toda una clase de Lengua Española y Religión al mismo tiempo. Para finalizar nos ha invitado a vivir abrazados, unidos en todos los ámbitos de la vida, haciendo nuestra esa sentencia que dice “Cuando las ramas son zarandeadas por el viento, las raíces se abrazan.”
La Eucaristía ha concluido con el tradicional canto de la salve castellana, que don Domingo ha invitado a cantar, al menos algunas estrofas, a las reinas de las fiestas, puestas con él a los pies de Nuestra Patrona. También las ha aleccionado, por lo bajo, a gritar los vivas habituales, hoy no solo a la Virgen, también a San Esteban. Después de impartir la bendición, ha deseado unas felices fiestas a todo el pueblo, no sin antes aclarar que los girasoles que adornaban la mesa de las imágenes eran de su pueblo, que los había traído él ayer. Así su pueblo estaría presente, de alguna manera, en la celebración.
IMÁGENES DE LA CEREMONIA
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