Sorprende la falta de respeto a los derechos de los demás que manifiestan con su conducta algunas personas. Ayer viernes, por la tarde, pasadas las siete y media, había tres coches aparcados en la calzada de la calle Fuente del Caño, uno detrás de otro, en el tramo comprendido entre la oficina de la Caixa y la Ronda de Santa Ana.
Como ese tramo de la calle estaba cerrado al tráfico, por estar colocadas en su parte inicial unas mesas de la terraza de un bar, han aprovechado los conductores para plantar allí sus vehículos sin pensar para nada en los numerosos peatones que por allí suelen pasar.
En ese mismo sitio es frecuente ver coches estacionados, con el motor en marcha, y a su conductor tranquilamente realizando alguna operación en el cajero automático de la oficina bancaria antes mencionada. Lo mismo que se hace enfrente del cajero de la oficina de Cajamar, en el inicio de la carretera de Alcazarén, un lugar muy peligroso por su cercanía al cruce con la Avenida de España.
Otro caso. El pasado sábado, próximas ya las diez de la noche, vimos un coche que estaba detenido en la Avenida de España, frente a La Piña de Oro, en sentido a Íscar, con las cuatro luces de estacionamiento encendidas. Su conductor, dentro, al volante; por fuera, en la zona de aparcamiento, unos cuantos jóvenes, todos charlando amigablemente. Así un buen rato, sin prisas, obligando a los vehículos que de vez en cuando pasaban por allí a extremar las precauciones.
Podríamos seguir…
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