miércoles, 31 de marzo de 2021

A TERE, COMO DESPEDIDA

 

Ayer, a la hora de empezar a escribir estas palabras, querida Tere, doblaban a clamor las campanas de la iglesia, anunciando al pueblo tu muerte, en la lejana Barcelona. Aunque estoy seguro de que seremos muchas las personas que estos días hablaremos de ti, de todo cuanto has aportado a los demás a lo largo de tu vida, quiero contribuir con mi granito de arena por haber tenido la suerte de compartir contigo numerosas inquietudes. En este sentido, tú nos has dado buen ejemplo escribiendo certeras y sentidas palabras sobre conocidos tuyos, según nos iban dejando: Alfredo Hurtado, mi abuelo Donato, Ramón Romo, Julián Romo, mi padre Demetrio, Jesús Martín Romo… por poner algunos ejemplos.

Te tocó vivir una época de transición. Aunque trabajaste en el campo y en las tareas de la casa, fuiste pionera entre las mujeres pedrajeras en decidirte a estudiar la carrera de Magisterio en la también precursora academia o colegio de Enseñanza Media “Virgen de Sacedón”. Después, a ejercer como maestra toda una vida, por esos pueblos de España. Por vocación. Como siempre hemos sido vecinos, en la calle Gallegos, recuerdo que en verano dabas clases particulares a los chicos del pueblo. Al menos un año, uno de esos alumnos fui yo, ya que no se me daban bien las Matemáticas.

Los años, la vida, fueron transcurriendo con rapidez. Volviste a pasar más tiempo en Pedrajas y te implicaste en diversas iniciativas de carácter cultural o solidario. Compartimos inquietudes en el Grupo de Poesía de Pedrajas, organizando recitales de escritores renombrados, como Machado, Alberti o Miguel Hernández, y de poetas locales, como Teófila González, Alfredo Hurtado o César de Medina Bocos. Sin olvidar el recital de poesía dedicado a Nuestra Señora de Sacedón -que tú dirigiste- con motivo del 50º aniversario de la Coronación, en mayo de 2008.

En ese recital participaste, además, con una poesía tuya, dedicada a nuestra excelsa Patrona. Tenías vena poética al componer poemas y trazar relatos, cargados siempre de emoción y originalidad, sobre los más diversos temas y situaciones. Te preocupaba mucho el mundo de la mujer, especialmente el de la mujer sufriente. En esto también fuiste pionera. Buscando hace un rato en los ejemplares que conservo de la revista “Tierra y Pinar” he dado con un artículo tuyo, publicado en junio de 1987 con el título de “A la muerte de la Rufi”, que define perfectamente tus preocupaciones en este sentido y además tus ideales pacifistas.

No puedo, Tere, dejar de referir tu compromiso firme y ejemplar –obras son amores y no buenas razones- en contribuir activamente en mejorar las condiciones de vida de las personas más desfavorecidas. Te implicaste con firmeza en la creación y funcionamiento de la asociación “Pedrajas Solidario”, hace ahora treinta años exactamente. Otro rasgo de generosidad, sin duda mayor, te impulsó a acoger en casa a Cristina, como si fuera tu propia hija.

¡Cómo no tratar, finalmente, de tu amor por Pedrajas, el lugar que te viera nacer un 18 de junio de 1938, en plena Guerra Civil! Pedrajas, su pasado, sus paisajes, sus gentes, sus tradiciones, fielmente reflejadas en tus escritos. ¡Qué feliz te sentías en tu pueblo hablando con unos y otros, participando en tantas y tantas actividades! Pero llegó un día en que tuviste que volver a Barcelona, donde estaban tus hermanas y los médicos que te cuidaban. Se acercaba el tiempo de tu pasión y muerte…

Al darte, en la distancia, el último adiós, queremos decirte que mantendremos vivo en nuestros corazones el testimonio de tu vida, la vida de una mujer excepcional comprometida con el mundo que le tocó vivir. Tiempo habrá, Tere, cuando todo esto pase, de rendirte el homenaje que mereces. 

Me despido de ti con un fuerte abrazo, orgulloso de haber gozado siempre del privilegio de contar con tu amistad.

Carlos Arranz Santos
Pedrajas, 31 de marzo de 2021
Miércoles Santo

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