Sin causar ninguna desgracia personal
Menos mal que no ha pasado nada es la frase que repiten todas las personas que se acercan esta tarde hasta la ermita de Sacedón a contemplar ese pino gigantesco −al menos así lo parece, visto a ras del suelo− caído por tierra repentinamente, en una tarde muy calurosa, sin que soplara el viento, al no haber resistido sus raíces el enorme peso de su copa, acentuado por la inclinación que manifestaba su tronco en dirección a la ermita.
En su caída, el ramaje del árbol, que estaba situado muy cerca de la casa de madera que sirve de bar, ha destrozado por completo una parte de la pérgola y el banco instalado en ella. La copa descansa sobre el borde de la pradera de la ermita, mostrando bastantes piñas viejas, que no han sido bajadas, y muchas, muchas perindolas nacidas esta primavera, que auguran una buena cosecha dentro de casi tres años, si antes no se malogra. Las teas de sus raíces y de la parte inferior del tronco, desgarrada en la caída, impregnaban el ambiente con el olor característico de la resina.
Aunque había gente por allí, a esa hora −seis menos veinte de la tarde, más o menos− milagrosamente nadie ha sufrido el menor rasguño. La cuadrilla de mujeres, y también algún hombre, que echa cada día la partida de cartas al frescor de la pradera, se ha llevado un gran susto, pues se hallaban muy cerca. Ha sido un estruendo muy grande, como si hubieran tirado una traca −han manifestado.
En el lugar se ha personado enseguida el señor alcalde, que ha realizado las gestiones habituales en estos casos. Entre ellas, buscar alguna persona que se dedique a hacer leña el tronco y el ramaje del ejemplar caído, a fin de dejar despejada la zona. Al mismo tiempo, se cortará otro pino situado junto al que ha caído, también bastante ladeado, cuya copa se cierne peligrosamente sobre la casa del bar. Hace un año, por estas fechas, se cayó una gran rama del Pino de la Virgen. Estos hechos nos indican que conviene hacer un estudio detenido sobre posibles riesgos del arbolado del pueblo, no solo del pinar, también de las calles del pueblo, naturalmente, en aquellos sitios frecuentados por las personas.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
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