domingo, 22 de enero de 2023

FÉLIX HERRERO, SU VIDA

Publicamos hoy una breve biografía del señor Félix Herrero Romo, que el pasado sábado fue homenajeado, junto con la señora Victoria Fernández Ruano, por la asociación de jubilados "Río Eresma, como socio de mayor edad. Complementamos la biografía con una selección de fotografías antiguas de su vida.

FÉLIX HERRERO ROMO

Homenaje de la asociación de jubilados Río Eresma

Pedrajas, 14 de enero de 2023

Nací aquí, en Pedrajas, el día 6 de noviembre de 1931, en la casa familiar de la calle Alamar, junto a la Plaza de Toros, donde me crié con mis hermanos Ciriaco, Victoria, Carmen, Paquita y Loren. Así que tengo ya 91 años. Mis padres se llamaban Deogracias y Abdona. A mi padre, piñero de toda la vida, todo el mundo lo conocía por Peré. A mí me llamaban Feliche. De niño, fui a la escuela con don Justi. Se me daba regular. En aquella época algunos chicos faltábamos muchos días a clase porque ayudábamos en los trabajos de casa. 

De joven, salíamos por ahí en cuadrilla, a tomar cuatro vinos. Mi gusto por el flamenco es bien conocido por mi familia y algunos amigos: siempre dispuesto a echar unos cantes y amenizar los ratos de ocio. En mis tiempos mozos, no lo debía de hacer del todo mal porque decían que cantaba como Manolo Caracol, y con el mote de "Caracol" me conoce mucha gente. De hecho, sigo arrancándome por bulerías o lo que se tercie, hoy en día. Me gustaba jugar a la pelota, al fútbol, no. Siempre echaba la partida a las cartas, primero en el bar de Mariano, en la Plaza, luego en La Piña o en ca Conrado. A los veinte años fui a la mili. Me destinaron al cuartel de Caballería Motorizada de Zaragoza. Allí, al hacer las prácticas de tiro, descubrí que no veía con un ojo, pero pensaron que era cuento y seguí haciendo la mili. Supongo que seré de los pocos casos en los que un tuerto no queda exento del servicio militar.¡Qué se le iba a hacer, eran otros tiempos!

El día 3 de octubre de 1959, con 27 años, me casé con Pilar Lozano Garcés, de Villaverde. Su madre era prima de una actriz muy famosa de la época, llamada Isabel Garcés. Conocí a Pilar cuando vino a la boda de Goyo Zapatero y la Visi. Nos casamos en la iglesia de Pedrajas y celebramos la comida en mi casa. Nuestro viaje de novios, de aquí a Valladolid y volver. Es que entonces no había un duro en casa. Eso sí, mis padres me dieron tres mil pesetas para poder comprar un burro, que entonces era muy útil en el oficio de piñero. Después nacieron los hijos: Félix, agente forestal en Tarazona (Zaragoza) y Pili, conserje en el Centro de Cultura. Del primero, tengo un nieto llamado Juan, de 19 años que sigue los pasos de su padre, está realizando estudios de agente forestal en Huesca, motivo por el cual no está hoy con nosotros.

En el trabajo, a lo largo de mi vida he hecho de todo. Como piñero, al principio con mi padre. Más tarde con mis hermanos Ciriaco y Loren, y después por mi cuenta, bajé muchos pinares en toda la provincia de Valladolid, Ávila... viviendo en caseríos: Tudela, Mojados, Valdestillas, Montejo de Arévalo, Sanchidrián, Adanero… Dicen que era un águila subiendo a los pinos, que se me daba muy bien. Me he caído de un pino dos veces, pero aquí estoy todavía. Luego, en verano, a tender las piñas y extraer el piñón. También trabajé algunas temporadas en las yeseras de Amancio Salamanca y Antonio Martín, sacando el yeso con los carros para luego quemarlo en los hornos y finalmente molerlo. Era un trabajo muy duro. Otras veces, me ganaba el jornal en el campo, entresacando remolacha, quitando hierbas y luego segando, aquí en Pedrajas, en Fuente Olmedo, Ciruelos y Fuente de Santa Cruz.

Una vez estuvimos entresacando remolacha en Medina para el presidente de un banco. Cuando acabamos el trabajo nos presentamos en el banco a cobrar y se nos ocurrió decir:

−Venimos a dar un atraco.

−Poca pinta de atracadores tenéis−nos respondieron.

En otra ocasión fuimos a hacer remolacha a una finca de Toledo que pertenecía al presidente de la Azucarera de Olmedo. Nos alojaron en un hotel y nos dieron muy bien de comer, como en una boda.

Estando ya casado, emigré a Suiza para trabajar unos meses en la vía del tren. Después estuve un par de temporadas en Francia. En Íscar me dediqué algún tiempo a serrar madera y hacer piladas en el taller de carpintería de Basilio Herrero. Y para el Ayuntamiento de Pedrajas eché un par de temporadas ayudando en las obras que se hacían.

A principios de los años 90, contactó conmigo un empresario del pueblo de Lepe en Huelva. Además de dedicarse al cultivo de la fresa, quería expandir sus negocios al mundo del piñón y qué mejor sitio para aprender que Pedrajas. Necesitaba a alguien que le asesorase en la recogida y tratamiento del piñón al modo tradicional pedrajero, el mejor del mundo. Y, para allá que me fui, por dos meses en dos años. Una experiencia más.

Me jubilé en 1996, al cumplir los 65 años, dedicándome desde entonces a pasear y tomar vinos con los amigos. Hasta los 88 años, hace bien poco, he andado mucho en bici. En los últimos tiempos he pasado buenos ratos sentado en los bancos del parque que está cerca de mi casa, echando una parlada con vecinos del barrio: Donato, Cele y Ángel, su yerno, Santos, Juanma y los hermanos Jose y Seve, los Serenos que, aparte de vecinos, son buenos amigos. 

El 9 de noviembre de 2014 murió Pilar, mi mujer. Ahora los años van pesando, la salud se va resintiendo y salimos menos de casa, pero contamos con los buenos cuidados de mi sobrina Ana. 

Cuando llegue el buen tiempo, ojalá podamos volver a disfrutar de esos buenos ratos de conversación con los vecinos, sentados en los bancos del parque.

Solo me queda dar las gracias a la Asociación de Jubilados por la organización tan bonita de este homenaje y a todos los presentes por acompañarnos a Victoria y a mí.

PALABRAS DE AGRADECIMIENTO POR PARTE DE SUS HIJOS

Quisiera dedicarle a mi padre unas palabras, en mi nombre y el de mi hermana.

Expresarle que, siempre agradeceremos y recordaremos todo lo que nuestros padres han trabajado y se han sacrificado por nosotros, hasta tal punto que, siempre, han elegido no gastar en ellos y, en cambio no reparar, dentro de sus posibilidades, en gastos para que no nos faltase de nada a nosotros.

Yo, en particular, siempre le estaré agradecido por su insistencia en que entrase en la escuela de forestales de Coca cuando quise dejar de estudiar y ponerme a trabajar. Debido a ello, trabajo en algo que me gusta y me ha permitido estar en lugares privilegiados en el Pirineo de Huesca y en el Moncayo de Zaragoza (ya se lo he dicho en alguna ocasión, pero me apetecía agradecérselo delante de vosotros).

Sé que mi padre es apreciado en el pueblo porque veo la reacción de la gente cuando le ve, gente de todas las edades, que me preguntan qué tal está.

Quiero decirle algo que los hijos deberíamos decir muchas veces a nuestros padres, que les queremos mucho y nos acordamos también, mucho de nuestra madre, Piluchi.

Que esto sirva de reconocimiento para todos vosotros, que seguro que como padres habéis hecho lo máximo por vuestros hijos. 

Agradecer, de todo corazón, a las familias de mis padres y, en especial, a mis tías y a los primos que hoy nos acompañan en este acto tan emotivo. 

Y gracias a Carlos por la reseña que ha hecho de nuestro padre, por las molestias y el interés que ha puesto en este acto.

FOTOGRAFÍAS DE SU VIDA



Niños de la escuela de Pedrajas con su maestro don Justi Bermejo.
Félix, en la fila superior, segundo por la izquierda.





Félix subiendo a un pino en el pinar de Moñivas, junto a Sanchidrián.













Con su nieto, Juan.




Félix Herrero Lozano, con su hijo Juan, que va a seguir sus pasos como agente forestal.


Feliche, con sus hermanas Paquita y Vitoria.










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