Visitando ayer la Plaza de Saint-Nolff para comprobar el alcance de la plaga que afecta a los árboles de la especie plátano oriental, después de haber leído el escrito de Jesús Barrios en esta sección, conversé un rato con una de las vecinas de esa barriada sobre el tema. Me comentó que de esa plaga no se había dado mucha cuenta, pero que los otros dos árboles grandes de esa Plaza echaban petróleo, o algo parecido, por las hojas.
-Pero cómo van a echar petróleo por las hojas, -repliqué, incrédulo.
-Sí, sí, ven tú mismo a verlo.
Y efectivamente, un banco de madera colocado a los pies de uno de los ejemplares, estaba lleno de pequeñas gotas de color negro. Igual se encontraba el suelo, bajo los dos árboles, cuya especie desconozco. Mirando a su copa, pudimos observar que muchas de sus hojas y vainas parecía que rezumaban un líquido de color negruzco, que era el que iba cayendo al suelo, poco a poco.
De vuelta a casa, me encontré con una persona que ha trabajado en una empresa dedicada a cuidar parques y jardines, y me dijo que podía tratarse de pulgón, que se acercaría a verlo.
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