Aunque no nos paremos a pensarlo, las celebraciones taurinas entrañan riesgo, y mucho. Cuando menos te lo esperas, pasa algo.
Ayer, en las fiestas de Íscar, a las 12 de la mañana, hubo un encierro de toros por las calles del pueblo. Uno de los astados no salió de los toriles situados junto a la iglesia de San Miguel con el resto de la manada. Lo hizo después, él solito, y nada más pisar la calle preparó las escena que vais a ver a través del enlace que insertamos a continuación. Menos mal que había un segundo atalancado y el toro no se escapó.
ENLACE
No hay comentarios:
Publicar un comentario