EL ÚLTIMO ENCIERRO
El último día de las fiestas de San Agustín amaneció con el cielo cubierto de nubes, llegando incluso a caer cuatro gotas a eso de las nueve de la mañana. A lo lejos, oímos la música de la Banda tocando dianas y pasacalles por el recorrido del encierro.
Un encierro -último de estas fiestas- que comenzó a las 12 de la mañana con presencia numerosas personas a pie de calle, en las talanqueras, burladeros y plaza de toros. Importante, sobre todo, la presencia de corredores delante de los novillos. Unos novillos, los primeros, que salieron con fuerza y dieron bastante juego, al menos en la zona más cerca al coso del Alamar. Después, salieron los bezaos para ir moviendo y recogiendo a los novillos.
DOS DETALLES CURIOSOS
El primero, que en la calle del Pozo Bueno atravesaron una lona verde, a modo de barrera móvil, para los bueyes no regresaran a la plaza sin haber recogido a los novillos.
El segundo, que uno de los astados, colorado él, se detuvo unos momentos ante el burladero de la puerta de la casa en que estábamos situados y se puso a beber agua de un pequeño charco formado junto al bordillo de la acera por agua de lluvia o de haber regado la calle.
Al final –ya es tradición en nuestras fiestas- se soltaron juntos, desde la plaza, todas las reses corridas en los encierros: ocho novillos y cinco bueyes, pudimos contar. Todos, menos uno -que apenas podía andar y necesitó luego ayuda- protagonizaron una veloz carrera, la última de estos sanagustines.
LOS MARIACHIS
Finalizado el encierro, un grupo de mariachis protagonizaron un segundo vermut musical por las terrazas de los bares del centro del pueblo. Los vimos en la Plaza Mayor, frente al bar La Plaza, y en la rinconada del Café Feliche. Después seguirían por otros establecimientos de la zona. A las cinco de la tarde estaba programada una nueva actuación suya, en la citada Plaza Mayor, como espectáculo de café concierto.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
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