Paso con frecuencia por la calle de la Iglesia y observo que sus aceras, en el tramo más cercano a la Plazuela y sobre todo en el lado más soleado, se encuentran siempre llenas de cagadas de perros, secas ya por el paso del tiempo. Menos mal que están cerca de las paredes y no es fácil que uno las pise sin darse cuenta.
Todos sabemos que los responsables son los dueños de los perros, que no las recogen, como deben, pero ¿es que esa calle no se limpia nunca? Los que vivimos en el pueblo no nos damos mucha cuenta, pero son detalles que no pasan desapercibidos para la gente que nos visita, y dicen mucho de nosotros.
Y esa calle, en ese tramo antes citado, es muy peligrosa para los peatones, por ser muy estrecha y bajar por ella los vehículos procedentes de la Plazuela con cierta velocidad y escasa visibilidad al tomarla procediendo de la calle Real Nueva o de la zona de la casa parroquial. Quiero decir con esto que los peatones debemos procurar caminar por las referidas aceras. En realidad, debemos hacerlo siempre, pero a veces no es posible. En Pedrajas, todos podemos observarlo, hay calles muy anchas con aceras muy estrechas por las que a veces no es posible andar: postes de la luz, farolas...
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