jueves, 14 de septiembre de 2023

LA CRUZ DE SEPTIEMBRE

Se celebra hoy en muchos pueblos la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, denominada popularmente la Cruz de Septiembre. Era una de las tres fiestas que solía organizar en todas esas poblaciones, y en otras donde ha desaparecido, la cofradía de la Santa Vera Cruz, junto con el Jueves Santo y la Cruz de Mayo, el día 3 de dicho mes.

Así era también en Pedrajas, al menos desde finales del siglo XVI, mientras existió la referida cofradía de la Cruz, a cuyo cuidado estaba la ermita del Humilladero, hoy desaparecida, que estuvo situada al final de la calle del mismo nombre, donde actualmente se halla el transformador de ladrillo rojo, que todos conocemos. 

Las ermitas humilladeros se encontraban a la entrada de los pueblos, al lado del camino, donde las gentes se detenían para arrodillarse y rezar una oración. En Íscar, Remondo y Cogeces siguen en pie sus ermitas del Humilladero, la de este último pueblo, convertida en vivienda. Las hubo igualmente en Megeces y Villaverde, pero cayeron por tierra con el paso de los años.

En la ermita del Humilladero de Pedrajas -lo mismo que en las demás que hemos citado- se veneraba la imagen del Santo Cristo del Humilladero, que en ocasiones solía acompañar los entierros de las personas que así lo habían dejado dispuesto previamente, dando por ello sus familiares una limosna en dinero. Aunque no puede asegurarse con certeza, este Cristo del Humilladero es uno de los existentes en nuestra iglesia, tal vez el que se encuentra en el altar mayor.


Pedrajas: Iglesia parroquial. Posible imagen del Cristo del Humilladero.

Antiguamente, la procesión del Jueves Santo llegaba hasta la ermita del Humilladero siguiendo el calvario que señalaba con cruces de piedra las catorce estaciones del vía crucis. De este calvario -que sepamos- solo se ha conservado una peana y parte de una cruz. En esta procesión, los cofrades de la Cruz se repartían en dos bandos: unos eran llamados hermanos de luz, pues llevaban hachas de cera alumbrando la marcha; otros, menos numerosos, se decían hermanos de disciplina, porque iban golpeando sus espaldas desnudas con sogas.


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