Se cumplen hoy, 29 de junio, día de San Pedro, 70 años del pedrisco que asoló Pedrajas, un hito en la historia de nuestro pueblo que las personas que lo vivieron nunca podrán olvidar.
Poco tiempo después de sucedido, una mujer de nuestro pueblo, Teófila González Jorge, de cuarenta años de edad, componía unos sencillos versos dedicados a relatar los hechos por ella vividos. Con el título de Un fenómeno atmosférico fueron impresos por Gráficas Castilla, de Valladolid, en un cuadernillo que muchas familias de Pedrajas guardan como un verdadero tesoro. Sus palabras reflejan certeramente la dramática situación padecida por los vecinos de nuestra villa.
UN FENÓMENO ATMOSFÉRICO
Por Teófila González Jorge
Era el día de San Pedro
y hacia la puesta del sol
la atmósfera enloquecida
un gran pedrisco soltó.
Pedrajas de San Esteban,
pueblo que este le quedó
la cosecha destrozada,
que clamaba algún dolor.
y el sol espléndido dio
con un calor sofocante,
que causaba sensación.
por la mañana empezó
a oscurecerse de nubes,
cargadas sin compasión.
la atmósfera hecha un turbión,
causando ruidos enormes,
al pueblo en vilo quedó.
Como una enorme escuadrilla
de aviación pareció
el fenómeno atmosférico
que en Pedrajas descargó.
La nube, ya dando vueltas,
bramaba con su turbión
y cerrando el horizonte
sin ver el rayo del sol.
Todo el globo oscurecido
de este contorno quedó,
pero cada vez el ruido
con más fuerza se aumentó.
blanquecina de color,
que los vecinos del pueblo
mirábamos con pavor.
Cuando bien cargada estaba
la nube empezó su acción
y soltando va sus piedras
del tamaño de un limón.
que aquel zumo nos quedó
nos hizo cerrar los ojos
y llorar con gran dolor.
se cuaja con un pedrisco feroz,
que jamás se ha conocido
en esta pobre región.
Las casas, sin una teja,
en un solar las quedó,
y todo nadando en agua
sin mantas y sin colchón.
Sólo una casa y la Iglesia
de refugio nos quedó,
mas la nube enloquecida
del todo no se marchó.
empezó su reacción,
de relámpagos y truenos
el pueblo se iluminó.
Pero un toque de campanas
el cura párroco dio,
como señal de refugio
y un poco de redención.
Los vecinos de este pueblo
en pie la noche pasaron,
pero al fin no descargó.
y un poco el sol ayudó,
para secarnos la ropa
que el pedrisco nos mojó.
que está de Gobernador,
se desplaza a nuestro pueblo
para prestar un favor.
de momento les quedó,
y de caravanas, camiones
este pueblo se llenó.
El día tres fue la gorda,
que invernizo se quedó,
cayendo el agua que quiso
sin ninguna detención.
ni siquiera nos dejó
poner las tejas mal puestas,
para salvar el chaparrón.
Las pérdidas en el campo
nadie sabe cuántas son,
todo se encuentra enterrado
de aquel cieno que arrastró.
De pedradas, seis heridos,
el médico les curó
y desgracias personales
ningún número surgió.
Las pérdidas de las piñas,
de bastante producción,
la corriente se las lleva
y muy poco se salvó.
La producción de las piñas
de este pinar la quedó
para tres años seguros
sin tener un agallón.
sólo el nido las quedó,
las pobres han perecido
con el enorme turbión.
Todo el pueblo aglomerado
por la mala situación,
a querer coger las tejas
sin bajarlas del camión.
El Alcalde y la Justicia,
que hacen la repartición,
con un poco de paciencia
pide al pueblo por favor
pues todos nos encontramos
en la misma situación.
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