jueves, 27 de agosto de 2020

PABLO HERRERO, EN EL NORTE DE CASTILLA

 Un agosto diferente

«Ni en el peor de los sueños lo imaginamos»

     Pablo Herrero, con su caballo. /  C. CATALINA

PEDRAJAS DE SAN ESTEBAN

Pablo Herrero, director de campo de eventos taurinos ecuestres, tenía previsto participar en 60 encierros camperos

CRUZ CATALINA

El Norte de Castilla, jueves, 27 agosto 2020, 08:15

A estas alturas del año, y más concretamente llegado el ecuador de agosto, tendría anotada ya en su particular agenda su presencia a lomos de alguno de los cuatro caballos que actualmente posee en una decena de romerías flamencas, haber cruzado la Raya Real en su camino hacia la Aldea del Rocío como lleva haciendo desde más de un decenio o haber dirigido ya una veintena larga de encierros camperos de los muchos que a lo largo del verano se organizan en municipios de las provincias de Valladolid, Zamora, Segovia y Salamanca.

Y es que este año, y en particular este mes de agosto, al igual que para la mayoría de los ciudadanos, está resultando muy diferente a lo que era habitual para Pablo Herrero Ruiz (Pedrajas de San Esteban, Valladolid 1982) de profesión escayolista, de ahí el alias por el que es conocido 'Pablo Escayolas', y gran aficionado a los toros y a los caballos.

Esta última convertida casi en pasión, por su vinculación con la tauromaquia, que le acompaña desde que tenía 10 años y que con el tiempo se ha convertido casi en su segunda profesión, no en vano en uno de los dieciocho jinetes directores de campo de eventos taurinos ecuestres que hay actualmente en España.

Cuando se le pregunta cómo lleva esta situación, sin pecar de pesimista pero tampoco de muy optimista, no duda en responder que «resulta duro, porque ni en el peor de nuestros sueños lo imaginamos que lo que estamos viviendo en estos momentos podía llegar a pasar», apostillando que ahora lo importante es salir bien y cuanto antes de esta anómala situación.

Curtido desde muy joven tanto en sus dos aficiones, «que algunos me dicen por qué no las he abandonado después de los sustos que me he llevado, las caídas, los golpes y hasta unas cuantas cornadas», la temporada 2020 que comenzó a últimos de febrero con el Carnaval del Toro en Ciudad Rodrigo, cuyos encierros camperos son los únicos que se han podido celebrar, y que la cerraría en el municipio segoviano de Escarabajosa de Cabezas allá por el mes de noviembre, se presentaba más que prometedora pues hasta la fecha en que se hizo oficial el anuncio de la suspensión de todas las fiestas patronales tenía encomendada ya la dirección de al menos sesenta encierros camperos, «de los cuales casi un tercio se hubieran celebrado en el presente mes de agosto y los primeros días de septiembre».

Figura desconocida

Una figura, la de director de campo, tan desconocida para la mayoría, «porque aunque algunos no lo crean se requiere una titulación oficial reconocida para la que hemos tenido que prepararnos y realizar los correspondientes exámenes tanto teóricos como prácticos», como fundamental sin la cual ahora mismo no se puede organizar ningún encierro campero.

Aunque asegura que los encierros de cada municipio tienen su particularidad, a la hora de hablar sobre sus favoritos no oculta aquellos en los que los toros, «no solo lo parecen, sino que lo son y de verdad, y sin menosprecio de ningún pueblo me quedo particularmente con los Medina del Campo, Tordesillas, Vadillo de la Guareña y Ledesma».

Si bien llegado a este punto resulta raro que Cuéllar, con los encierros más antiguos de España, no entre en esa particular lista, «no voy a decir que no me gusten los encierros de Cuéllar, porque mentiría, me gustan y mucho, pero para disfrutarlos como aficionado de a pie, porque también me gusta correr, y aunque ahora ya menos porque mi etapa como recortador ya se me paso, también hacer algún recorte».

Sobre cómo esta supliendo la ausencia de encierros este verano, asegurando que los echa de menos, por suerte no ha dejado de realizar labores de campo con ganado bravo, «pero no públicas«, y tiene previstas varias más como un encabestramiento de once toros que luego serán lidiados en un festejo popular de un pueblo de Portugal, «aunque si hay algo que tengo muchas ganas, ahora que nos han levantado el confinamiento al que hemos estado sometidos estas dos últimas semanas, es el viajar hasta tierras onubenses a disfrutar del Rocío Chico».

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