martes, 10 de noviembre de 2020

LO MÁS DURO ES NO HABERLE DESPEDIDO COMO MERECÍA

Publica hoy El Norte de Castilla un amplio reportaje honrando la memoria del señor Jesús Herrero García, fallecido el pasado 2 de septiembre, como alcalde que fue de la vecina Íscar muchos años, como importante empresario del sector de la madera y como persona muy querida y sociable que era.

«Lo más duro es no haberle despedido como merecía»

VÍCTIMA

Jesús Herrero García, empresario y exalcalde de Íscar, falleció por coronavirus tras padecer una enfermedad que borró su memoria

Jesús Herrero García junto a su viuda, Luisa María Cabrejas, en una fotografía reciente. / EL NORTE


BERTA PONTES DE LOS RÍOS

Valladolid

El Norte de Castilla, martes, 10 noviembre 2020, 07:11

Jesús Herrero García tenía 95 años cuando falleció el 2 de septiembre víctima del coronavirus en el Hospital Río Hortega de Valladolid. Nació en Íscar en el seno de una familia numerosa en 1924 y siempre estuvo muy vinculado a la localidad vallisoletana. Cuando era apenas un chaval tuvo que superar una fuerte adversidad porque su pierna izquierda comenzó a fallar. Tras dos años de médicos y consultas, los doctores descubrieron que tenía un problema que le impedía doblar la rodilla. Esta dolencia llevó a Jesús Herrero García a comenzar sus estudios en plena adolescencia, ya que no podía realizar trabajos físicos.

Inició su formación de peritaje mercantil en Valladolid y, al tiempo, entró como contable y empleado en una planta de tratamiento de achicoria de Íscar. «Desde muy joven comenzó a trabajar porque sentía que podía ayudar a mejorar las cosas», apunta su hijo, Jesús Herrero Cabrejas. En la planta conoció a Luisa María Cabrejas, quien años después, en 1958, se convertiría en su esposa y con quien tuvo cinco hijos, cuatro mujeres y un varón: Isabel, Luisa María, Silvia, Cristina y Jesús. Durante los 62 años que duró su matrimonio fue, además, abuelo de seis nietos.

«Fue capaz de hacer crecer el negocio de la achicoria y de poner en marcha una industria carpintera muy importante gracias a la ayuda de su jefe y futuro suegro», destaca Jesús. Además, el padre de Jesús Herrero era carpintero y llevaba la profesión en la sangre, lo que le condujo a absorber el negocio familiar en 1958 y crear su propia empresa. Llegó a ser alcalde de Íscar y «estaba muy orgulloso de haber contribuido a la construcción de infraestructuras en la localidad», como las escuelas o el instituto, «porque buscaba generar oportunidades para la gente del pueblo dentro del mismo. Siempre intentaba poner el nombre de Íscar en el mapa».

Tras su etapa como alcalde volvió a los negocios y estuvo vinculado a la Cámara de Comercio durante más de dos décadas. «Fue una persona con una vida laboral muy intensa porque trabajó desde que cumplió los 14 años hasta pasados los 85». Fueron más de 70 años en activo y generó un fondo social para prestar una ayuda que todavía sigue vigente. «Era un hombre lleno de bondad que siempre miraba por los demás», apunta emocionado su hijo, quien destaca que «nunca buscaba enfrentamientos y evitaba cualquier conflicto».

Su actividad favorita durante sus años en activo era leer el periódico. Jesús Herrero Cabrejas resalta que «era un lector acérrimo de El Norte de Castilla, no pasaba un día sin que lo leyera». Pero hace alrededor de siete años el alzhéimer irrumpió en su vida borrando de su memoria poco a poco todo lo que conocía. «Durante los años en los que la enfermedad menguaba su cuerpo y sus facultades siempre permaneció el poso de su bondad; agradecía las caricias y las buenas palabras aun estando enfermo». Pero el alzhéimer fue a más y «le machacó», haciendo que se olvidara de todo. «De todo menos de querer volver a su pueblo, a Íscar, donde tan buenos años había vivido».

Un día, y para sorpresa de toda la familia, Jesús Herrero García dio positivo en covid. «Había un brote en su entorno que para los demás infectados se saldó sin complicaciones, pero con mi padre se cebó». Tuvo que ser ingresado en el Río Hortega de Valladolid y tras dos semanas con complicaciones generadas por el virus falleció el 2 de septiembre. «Lo más duro fue no haber podido despedirnos de él como hubiera querido, porque merecía una despedida muy diferente a lo que pudimos hacer».

Al cementerio solo se permitió el acceso a 15 personas por las limitaciones de aforo, y el funeral «no fue lo que se habría merecido un hombre de su peso». Jesús Herrero García hubiera tenido una despedida «muy diferente de no haber sido por la pandemia». Los allegados pudieron llevar sus cenizas y depositarlas en el nicho familiar del cementerio de Íscar el 24 de octubre, tras el cese del confinamiento perimetral de la localidad, que se produjo el día 16.

Al no haber podido despedir a Jesús Herrero como les habría gustado y «como merecía» el duelo continúa para la familia. «A día de hoy nos sigue llegando el cariño de la gente, porque eran muchos los que le apreciaban y querían», remarca su hijo. «Era muy querido y sociable, tenía muchos amigos. Ha sido un hombre excepcional, muy bueno y preocupado siempre por los demás».


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