SE VINO AL SUELO AL ROMPERSE UNA DE LAS HORQUILLAS
Los quintos y quintas nacidos en el año 2001, así como sus familiares más cercanos, recordarán siempre cómo, cuando estaban poniendo el mayo, poco antes de la una de la madrugada, al realizar una maniobra con las sogas, el árbol cayó sobre una de las horquillas o crucetas, la más grande de las dos que estaban soportando su peso, y la rompió.
En breves instantes, el mayo, que todavía no se encontraba muy empinado, se vino al suelo ante la sorpresa y admiración de todos los presentes. En palabras de uno de los padres, el madero avisó de que estaba a punto de romperse, dando unos chasquidos, que pusieron a la gente en aviso para apartarse a tiempo. Gracias a Dios, nadie sufrió daño alguno.
En breves instantes, el mayo, que todavía no se encontraba muy empinado, se vino al suelo ante la sorpresa y admiración de todos los presentes. En palabras de uno de los padres, el madero avisó de que estaba a punto de romperse, dando unos chasquidos, que pusieron a la gente en aviso para apartarse a tiempo. Gracias a Dios, nadie sufrió daño alguno.
Visto lo visto, y a falta de una nueva cruceta, otro de los padres se presentó con una máquina provista de horquilla, con cuya ayuda se pudo poner el mayo en pie a las dos menos cuarto de la madrugada, con el aplauso de todos los espectadores. Coronando el mayo, la cogolla, prácticamente deshecha en la caída. Los quintos, saltando a la comba con las maromas empleadas en la colocación del mayo.
Un mayo que habían traído por la tarde desde la ribera de Castrejón, a orillas del río Eresma. Como no habían encontrado tractor, lo hicieron con un todo terreno, poniendo la parte baja del álamo en un remolque y la punta arrastrando por tierra. Dando vivas, hicieron su entrada en la Plazuela de la Iglesia a las siete menos cuarto de la tarde. El tiempo estaba frío, y lluvioso a ratos.
Una vez en el suelo, comenzaron a pelarlo, unos a mano, otros con hachuelos. Medido, dio 25,80 metros de altura. Una vez atada la cogolla en su extremo superior, la altura total alcanzó los 27,65 metros. De ellos habrá que descontar la parte que se ha introducido en la tierra, por lo que una vez puesto en pie su altura rondará los 26 metros. Como referencia diremos que el mayo del año pasado, una vez levantado, alcanzó una altura de unos 20 metros, cogolla incluida.
Los quintos, acompañados por algunos de sus padres.
DE LA EXPERIENCIA SE APRENDE
La caída del mayo al intentar levantarlo debe constituir una seria llamada de atención sobre los peligros que entraña el cumplimiento de esta antigua tradición según se viene realizando. En los últimos años, hemos insistido mucho, en esta misma sección, sobre la necesidad de regularla de una manera adecuada, que reduzca los riesgos en la manera de lo posible. Si queremos poner el mayo a mano, como manda la tradición, el árbol elegido no tiene que ser tan grande. Se trata de un acto simbólico, el objetivo no es demostrar que se es más fuerte o hábil poniendo un mayo más alto que los de las demás quintas.
Padres y familiares deben implicarse en esta actividad, preparándola con tiempo y siguiendo un protocolo de actuaciones previamente escrito, que pueda ir mejorándose año a año, aprendiendo de la experiencia. En este sentido, y en otros, la ayuda del Ayuntamiento ha de ser esencial, aportando los medios a su alcance que se consideren necesarios. Ya se ocupa de abrir cada año el hoyo y quitar el mayo. También es de agradecer la ayuda que prestan vecinos del pueblo que, sin ser familiares, se implican en el buen desarrollo de esta tradición.
Una idea podría ser que padres y quintos de un año asesoren y ayuden a los padres y quintos del año siguiente, pues tendrán fresca en la memoria su propia experiencia. Otra idea es fabricar unas horquillas sólidas y resistentes que puedan servir varios años, guardándolas el Ayuntamiento, igual que se guarda el armazón de hierro que sirve para colocar la enramada. Lo mismo cabe decir de los tabloncillos que se colocan en el hoyo para facilitar que el mayo vaya cayendo en él.
De la misma manera, otros protocolos de actuaciones deberían regular la carrera de las cintas, la velada, la colocación de la enramada y, tal vez, alguna actividad más, relacionada con los quintos de nuestro pueblo.
SUS NOMBRES EN LA BANDERA
Como en años anteriores, coronando el mayo, prendieron los quintos –nueve chicas y diecisiete chicos- una bandera de España con sus nombres escritos:
1. Alberto Velasco Sanz
2. Alejandro García de la Puente
3. Alicia Merino San José
4. Ana Sánchez Sanz
5. Ángela García González
6. Belén Cardona Arévalo
7. Carlos Pastor Muñoz
8. César Fernández Merino
9. Daniel Sanz Arranz
10. Daniel Vicente Fernández
11. Iván Benito Herrero
12. Francisco Javier Martín Frías
13. Jorge Jiménez Ledo
14. Julia Santos Cuéllar
15. Marco Ledo Vallejo
16. Mario Pallas Valencia
17. Mario Santos Salamanca
18. Miriam Velasco Fernández
19. Nacho Muñoz Alonso
20. Pablo Garnacho Sanz
21. Raquel Manso Mendoza
22. Rubén Muñoz Muñoz
23. Sara Sánchez Sanz
24. Sergio Sanz Sanz
25. Valentín Herrero Pérez
26. Viviana Nicole Ortega Mosqueira
¡Vivan los quintos y quintas de 2001!
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