Poco antes de las ocho de la tarde salía por la puerta principal de la iglesia la imagen de Nuestra Señora de Sacedón, camino de su ermita, después de haberle dedicado la tradicional novena del mes de mayo. El acto de despedida había comenzado a las siete de la tarde con la celebración de la eucaristía.
Una puerta, la del templo, que se hallaba engalanada con la enramada de ramas de chopo que los quintos habían colocado en la madrugada del sábado, coincidiendo con la ceremonia de la primera comunión de los niños del pueblo.
Como viene siendo habitual en los últimos años, la procesión se encaminó primeramente hacia la Residencia “Hogar Betania”, haciendo un alto a la puerta, para que sus moradores pudieran ver de cerca a la Virgen y despedirse de ella. A punto de partir una de las residentes ha preguntado si no se cantaba la Salve. A lo que ha respondido don Domingo que se cantaría al final, en la Resinera, pero que si querían podían quedarse ellos cantándola. A lo que la mujer ha replicado que cómo iban a cantar la Salve sin estar la Virgen delante.
Dados los tradicionales vivas a la Virgen y al Niño, se ha reanudado la marcha. Calle de Santa Ana adelante, la procesión ha llegado hasta la carretera de Olmedo, junto a la urbanización la Resinera, lugar habitual de las despedidas, donde esperaba ya un camión del Ayuntamiento, sobre cuya caja se ha colocado la imagen. Una niña ha leído una oración de despedida, antes de cantarse la Salve, lanzarse nuevos vivas y despedir a la Virgen hasta el año que viene con cálidos aplausos.
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