miércoles, 3 de agosto de 2016

PREGÓN DE LAS FIESTAS 2016

PREGÓN

DE 

LAS 

FIESTAS 

DE 

SAN ESTEBAN Y SAN AGUSTÍN 2016.

***

PRONUNCIADO 

POR 

D. CARMELO HERNANDO GARCÍA,

MAESTRO.

Pedrajas de San Esteban, 2 de agosto de 2016

***



Señor Alcalde y Corporación Municipal, autoridades, reinas salientes Nuria, Raquel y Elsa; reinas entrantes, Carla, Ana y Elsa, pedrajeros y pedrajeras, familiares y amigos aquí presentes.

Como pedrajero que me siento, entenderéis que hoy es un día muy especial para mí, de responsabilidad, orgullo y alegría por lo que representa anunciar "a bombo y platillo", arropado por mi familia, paisanos y   amigos, el comienzo de las fiestas de San Esteban y San Agustín 2016. Deseo expresar mi agradecimiento más sincero a esta Corporación Municipal, y de manera especial a su Alcalde, por la invitación. Ojalá que este pregonero sepa reflejar y trasmitir el amor y el respeto que siente por las gentes de este pueblo.

Uno no elige el lugar donde nacer, pero puede elegir donde querer y donde residir. Mi mujer y yo, en 1988, elegimos Pedrajas. De esta elección estaré eternamente agradecido a mi esposa porque yo he nacido en un pueblo, mis amigos son de pueblo y siempre me he sentido de pueblo (como se dice "Más que un bocadillo de amapolas"). Uno es de donde nace y es de donde pace y yo tengo dos pueblos: el de mis raíces, Campaspero; y el de adopción, Pedrajas de San Esteban en el que he pacido 28 años. Los dos se complementan, no se contraponen, no son excluyentes. 

Veinte años, como dice el tango no es nada, pero veintiocho es "un poquito" y "ese poquito" me ha  permitido echar raíces y considerarme uno más entre vosotros y como escribió nuestro paisano Miguel Delibes, “el árbol que se planta y echa raíces, no se extingue hasta que se le arranca”. 

Hoy al recordar la llegada a este pueblo se me amontonan y mezclan los recuerdos, nostalgias de aquellos días ya lejanos.

Cuando llegué, me apliqué el refrán, que bien se sabía Sancho, de "Cuando a Roma fueres, haz lo que vieres" y seguí el consejo. 

Me dediqué a recoger piñotes para prender la estufa de leña que tenía en la casa de la calle Giroteo, enfrente de este parque. ¡Cómo me gustaba en invierno respirar, al anochecer, el aire con olor a casca y resina  en el "Barrio de Corea"!  En otoño, aprendí con Julián a buscar  níscalos por estos mares  de pinos.   

A charlar con los vecinos, jóvenes y "abueletes" del barrio, sentados en los bancos de piedra de este parque o saboreando un vinillo o dos en la barra de algún bar. En las noches de verano a frecuentar las tertulias, en la terraza de Conrado. A disfrutar por estos alrededores en la verbena de San Juan.

A no faltar a las  romerías de Sacedón los lunes de pascua: ¡Qué  devoción siente este pueblo por su virgen! ¡Cómo se amontonan los pedrajeros en la explanada de la ermita durante la misa o en la procesión! ¡Cómo comparten los romeros su comida y su bebida!

Jandrín y Albino me enseñaron a disfrutar del entorno natural en las mañanas de los domingos recorriendo los caminos del pueblo que llevan a Sacedón, Castrejón, Valviadero, el Cotarrón,  la presa, el monte...                                                                                                     
En fiestas, a visitar las peñas, orgullo de esta gente hospitalaria. ¡Cómo pasaba el tiempo entre trago y trago! ¡Qué lugares para iniciar y fomentar amistades; a los encierros del pueblo para echar cuatro parrafadas en las talanqueras con los contertulios de turno mientras los toros iban y venían; a ver las orquestas y escuchar su música desde las terrazas de la plaza...                                                                                              
A "hacer patria" el día de Castilla y León saboreando, al ritmo de cantos de la tierra, el marranillo, que con tanto esmero preparan los de  "Zarandaja". 

A pasar muchas tardes del fin de semana en el campo de fútbol animando al equipo o llevando a mi hijo a jugar a la capital o pueblos cercanos; las menos, a jugar una partidilla de cartas con pedrajeros que siempre sabían más que yo (por cierto, Use, tenemos pendiente el desempate definitivo desde hace 25 años y ¡ay, del vencido!).  

Recuerdo, gratamente, la primera comunión de mi hija en este mismo parque porque la iglesia estaba en obras, a la tuna "Las Mañanitas" y los primeros ensayos de la banda de música en las escuelas viejas. Eso era el ejército de Pancho Villa. Se oía de todo, incluso alguna nota musical. ¡Quién os ha visto y quién os ve ahora!

¡Cuánto ha cambiado Pedrajas! Los diferentes alcaldes han aportado su granito de arena y así en estos años el pueblo ha levantado la Residencia Betania, el polideportivo, el nuevo ayuntamiento, la Casa de Cultura, la nueva plaza de toros, el nuevo Centro Médico, El IESO Pinares de Pedrajas, las nuevas piscinas, el espacio joven, el Centro de Día, la Sala de Exposiciones....  Nunca en tan poco tiempo se ha avanzado tanto, y conviene saberlo, para apreciarlo mejor, valorarlo, conservar lo conseguido y proseguir en ese camino.

Pero el gran valor de esta tierra castellana sois vosotros, su gente. Gente noble, hospitalaria, trabajadora, tenaz y alegre. Gente de buenas costumbres y trato agradable. Enormemente solidaria. Hombres y mujeres emprendedores que habéis dedicado la vida al trabajo buscándolo donde fuera necesario o creando vuestros  propios negocios. 

Dicen que la cabra tira al monte y yo, aunque jubilado, sigo el quehacer del colegio y no me perdonaría si hoy no os hablara de nuestro colegio que, como tantas cosas en el pueblo, lleva el nombre de nuestra Patrona la Virgen de Sacedón y en el que he permanecido de profesor 27 años, los últimos  19 ejerciendo además de Director.

Además de mis funciones como Director he intentado  de manera especial  acercar la escuela a las familias, escuchar y favorecer la participación de profesores, padres y alumnos en la escuela, hacer más fluido el trato con las instituciones y, por supuesto, hacer de bombero. Porque en el día a día, el director es un bombero que vigila la convivencia y tiene que ir apagando los pequeños fuegos que surgen en los diferentes estamentos de la comunidad educativa: profesores, padres o alumnos.  

Hasta siete leyes educativas han conocido vuestros hijos en estos años. Sin embargo los objetivos de la escuela siempre han sido los mismos: formar personas trabajadoras, educadas, tolerantes, generosas, preparadas para adaptarse a los continuos cambios que experimenta la sociedad y por tanto el municipio. Y esto no se consigue solo trasmitiendo conocimientos, sino también valores: Valores que los alumnos ven en sus maestros, en su  familia y  en las personas con las que se relacionan, es decir en las gentes, en las instituciones y en las  asociaciones  de Pedrajas. 

Hoy, de aquellos alumnos, unos seguís estudiando; bastantes, terminasteis brillantes carreras, habéis levantado vuestras propias empresas, habéis  mejorado el negocio familiar e incluso desempeñáis cargos de responsabilidad dentro y fuera de nuestra comunidad. Otros realizasteis solamente los estudios obligatorios y comenzasteis a trabajar en el pueblo u os desplazasteis  a otros lugares en busca de trabajo. A algunos la crisis, que tanto afectó a esta zona, os mantiene luchando por salir del paro. Unos pocos, ¡ay!,fuisteis flor de un día y desaparecisteis en los albores de la vida. 

Hoy, que necesariamente tengo que reflexionar sobre el pasado, bien puedo decir que siento humildemente la satisfacción de un deber cumplido. Y los logros se los debemos a todos los Jefes de Estudio y Secretarios con los que he tenido la suerte de contar en estos años; a los profesores, cerca de 300, que habéis trabajado con los alumnos de este pueblo; a los alcaldes, a los representantes de los padres en el Consejo Escolar, al AMPA Miguel Delibes y a todas las asociaciones culturales y deportivas,  a la Banda de Música, a los conserjes, a las señoras de la limpieza y funcionarios municipales. Todos aportasteis vuestro granito de arena para ofrecer una enseñanza de calidad, y así logramos tener un colegio vivo, innovador. Seguid colaborando todos con el Centro.

Pero el protagonista de las fiestas no es el pregonero; es el pueblo, sus gentes, y a ellas va dirigido este pregón:

A los hombres que habéis pasado aquí vuestra vida, trabajadores honrados, recios, llanos, amantes de vuestro trabajo, de vuestra familia y de vuestro pueblo, personas anónimas a la que nunca nadie os reconocerá vuestro esfuerzo públicamente, que nunca seréis famosos por vuestro nombre y apellidos o vuestro apodo, pero que sois el alma de Pedrajas. A vuestras mujeres, verdaderas ministras de economía, abnegadas, discretas, pero piedra esencial en nuestro pueblo y en nuestras vidas. Dicen que los grandes hombres siempre tienen una mujer detrás, los de a pie, simplemente, hemos tenido la suerte de tenerla a nuestro lado.    

A las familias que en épocas pasadas, por imperativos de la vida, partieron hacia zonas industriales de otras provincias o del extranjero. A los que, cual hijos pródigos, regresáis estos días a la patria chica para encontraros con vuestras raíces  y a los que por diferentes motivos no podéis celebrar las fiestas este año  con nosotros.      

 A los forasteros, que llegasteis  un día a este pueblo ante la llamada del amor o de un  trabajo  y  os habéis   integrado en él viviendo nuestras costumbres y tradiciones.

A nuestros mayores, agricultores y piñeros, que trabajasteis las parvas con la yunta, a los yeseros que perforasteis el monte, a los obreros que regasteis la provincia con vuestro sudor entresacando remolacha, a los que trabajasteis en el secado de  la achicoria, a los carpinteros de garlopas y serruchos... y a vuestras mujeres que se multiplicaban ayudándoos en la era, espigando, abriendo piñas y mondando piñones, cuidando el ganado, cortando achicoria o lavando la ropa en Sacedón y haciendo las tareas de la casa. Hoy, muchos ya estáis ausentes; otros descansáis en vuestras casas, en Betania u otras residencias. Escuchadles si os cuentan alguna batallita de sus fiestas y mimadles, más si cabe, en estos días. Se lo han ganado a costa de muchos sacrificios.

A los inmigrantes que se han instalado en el pueblo anhelando unas mejores condiciones de vida para ellos y para sus hijos. No os sintáis forasteros entre nosotros y disfrutad de estas fiestas como propias. 

Quiero recordar con cariño y respeto a los que ya no están aquí pero sí en nuestros corazones, en nuestros recuerdos; a todos a los que se han ido para siempre,  y a los que,  en estos días, lamentan más  su marcha. A Isabel, Jandrín, Miguel, Marga, Alfredo, amigos del alma, en memoria de los buenos ratos que me hicisteis pasar y de lo que me enseñasteis de Pedrajas. ¡Qué orgullosos os sentiríais al verme pregonar las fiestas de vuestro pueblo!

A Carla, Ana y Elsa, nuestras preciosas reinas de las fiestas, envidia hoy de compañeras y muchachas más jóvenes. Disfrutad y divertíos todo lo que podáis porque este acontecimiento, sólo las privilegiadas, lo viven  una vez en la vida y os dejará huellas que siempre recordaréis con cariño y nostalgia. 
                                  
A toda la juventud de Pedrajas, alma de la fiesta, presente y futuro de nuestro pueblo. De vuestras iniciativas, dependerá lo que Pedrajas sea el día de mañana. Está en vuestra mano si dentro de unos años os vais a lamentar por las oportunidades perdidas o en cambio os felicitaréis por el trabajo bien hecho en favor de generaciones venideras. "No digas que el tiempo pasado fue mejor que el presente; las virtudes son las que hacen los buenos tiempos y los vicios los que los vuelven malos", decía San Agustín. 

No me olvido de los "pajaritos" que estudiáis en el colegio "Virgen de Sacedón", a vosotros que sois la alegría de la huerta y que os quedan por vivir todas las fiestas del mundo. Pasead orgullosos el traje y el pañuelo de las fiestas y tirad de vuestras familias para que no se queden en casa. ¡Vosotros sois el antídoto contra cualquier problema!   

A Pablo y Gloria, mis nietos, también.

A todos vosotros.

Pueblo de Pedrajas, olvida por unos días los problemas, la incertidumbre del mañana y rompe con la monotonía de todo el año. Déjate  llevar por la música y lánzate, baila, canta  y ríe. Que  cada calle, cada rincón, sea una explosión de ruidos, de luces, de colores y un lugar de privilegio plagado de encuentros de viejos amigos y familiares. Y que el único límite que tenga la explosión de vuestra alegría sea el respeto a los demás. Un pueblo que sabe divertirse a fondo, en paz y armonía y sabe acoger a los forasteros, es un pueblo culto y sabio. 

Este es nuestro pueblo y estas nuestras fiestas.

Calle, pues, ya el pregonero y comiencen las fiestas, pero no sin antes cumplir con la obligación de rendir pleitesía a esta hermosa tierra de España.

¡VIVAN SAN ESTEBAN Y SAN AGUSTÍN!

¡VIVA LA VIRGEN DE SACEDÓN!

¡VIVA PEDRAJAS DE SAN ESTEBAN!

***

SEMBLANZA


Nací en 1953 en Campaspero.

A los 11 años ingrese en el Seminario de Valladolid. Allí  en régimen de internado realicé el Bachillerato.

Estudié Magisterio en la Normal de Valladolid. Las prácticas de magisterio las hice en colegio de Cristo Rey donde impartí también clases a alumnos de Oficialía.

Después de realizar el Servicio Militar en el País Vasco, aprobé las oposiciones de Magisterio en Barcelona. Allí me casé y tuve una hija y un hijo.

Pasé tres años como Profesor de EGB en  Sant Boi de Llobregat y ocho en L´Hospitalet de Llobregat (los dos últimos como Director).  
  
27 años de maestro en el CEIP "Virgen de Sacedón" de Pedrajas de San Esteban (de ello 4 de Jefe de Estudios y los últimos 19 de Director).


Me jubilé en Septiembre de 2015 y resido en Pedrajas.


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