Esta tarde, a las siete, más o menos, hemos sido testigos de cómo dos chicos, de unos 12 o 13 años de edad, tal vez menos, han roto adrede el cristal de la ventana de una casa actualmente deshabitada, sita en un rincón de la calle de la Iglesia, frente a la plazoleta existente junto a la casa en que naciera el poeta don César Medina Bocos.
Cuando nos han visto aparecer a lo lejos, sabiendo que habían sido sorprendidos, han acelerado el paso y han desaparecido camino de la Plazuela, para evitar ser reconocidos. Y lo han conseguido.
Dos chicos normales, bien vestidos, de cualquier familia del pueblo. ¿Estarían aburridos y no sabrían qué hacer?
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