“De estos 50 años me queda el amor por parte de todos los feligreses hacia mi persona y sacerdocio.
Yo, con el corazón henchido de todos vosotros.”
Yo, con el corazón henchido de todos vosotros.”
Familiares y amigos, compañeros del sacerdocio, feligreses de las parroquias en las que ejerce o ha ejercido el sacerdocio, vecinos de Pedrajas en general han acompañado a Antonio Martín García, Toñín, en la conmemoración del 50 aniversario de su ordenación sacerdotal, sucedida en Salamanca, un 25 de abril de 1965, festividad del evangelista San Marcos.
A los pies del altar, un cuadro con una fotografía de aquella celebración, con sus padres, el señor Eusebio Martín Sanz y la señora Carmen García Atocha. En torno a la fotografía, los nombres de las parroquias en los que ha ejercido como párroco a lo largo de su vida: Viloria del Henar, Bahabón de Valcorba y Valladolid (parroquia de Nuestra Señora del Henar); parroquia del Buen Pastor, en Banfield, Buenos Aires, Argentina; La Unión de Campos, Valdunquillo, Urones de Castroponce y Bolaños de Campos; Íscar, Cogeces, Megeces, Mojados, Alcazarén y Hornillos. También Pedrajas, su propio pueblo, un breve tiempo. A la derecha del altar mayor, adornada con flores, una imagen ampliada de Toñín en el día de la ordenación.
En torno al altar, concelebrando, doce compañeros del sacerdocio, entre ellos don Domingo, párroco de Pedrajas; don Jesús, párroco de Íscar; don José Manuel Caballero, párroco de Arrabal de Portillo; también don Miguel Ángel Melgar, antiguo coadjutor de Pedrajas en tiempos de don Victoriano. A los pies de la iglesia, en lo alto, el coro de la Asociación “Zarandaja”, cantando la misa.
LA HOMILÍA
Toñín ha indicado que deseaba aprovechar la predicación de la palabra para ofrecer una presentación de la labor de un modelo de sacerdote desde un punta de vista personal y eclesial. En el aspecto personal su vocación surgió en el seno de una familia cristiana, con unos padres cristianos que le propusieron entrar como seminarista en la comunidad carmelita del santuario de El Henar. Allí fue acrecentándose su vocación hasta ingresar en el noviciado carmelita de Salamanca, teniendo como maestro de novicio al padre Jesús Gómez Hernández, cuellarano, que dejó una profunda huella en él.
En Salamanca realizó sus estudios de filosofía y teología hasta su profesión solemne en el año 1962. En adoptar esta decisión influyó decisivamente el contacto, durante las vacaciones de verano, con jóvenes en situación de conflicto internados en un reformatorio de la provincia de Santander: con alegría decidió consagrar su vida al Señor pensando estar con aquellos jóvenes. [Aquí Toñin se ha echado a llorar y la gente ha prorrumpido en aplausos]. Sin embargo, recién ordenado, fue destinado a la formación de seminaristas en el colegio del Henar.
Allí estuvo unos años hasta que le ofrecieron sus superiores marchar a Argentina, un país en aquellos tiempos prácticamente en guerra, con un cuestionamiento tremendo. Enseguida se unió al grupo “Sacerdotes para el Tercer Mundo”. Durante seis o siete años, extraordinarios, complementó su labor en la parroquia del Buen Pastor, por él fundada en 1974, siendo capellán de una cárcel. Creó una casa para acoger a niños, fundó un colegio que ahora tiene unos 1300 alumnos, construyó una nueva iglesia, promovió un movimiento familiar cristiano... Todo con la ayuda de la gente. Cuando llegó, un hombre le dijo: “Pantalón estrecho, largas patillas y una guitarra, no le doy un año por aquí.” Y estuvo veintidós.
Eran tiempos difíciles en Argentina, tiempos de represión. Asumió riesgos y compromisos, muchos, debió jugarse la vida por ayudar a algunos feligreses en peligro de que se la quitaran a ellos… [Lágrimas de nuevo… y aplausos].
En el tiempo de su sacerdocio pasó momentos de crisis, que logró superar, animado por sus hermanos, sus colaboradores, los catequistas… no podía abandonar, había que seguir adelante, con mayor entusiasmo. “Hoy, en Argentina y aquí, en España, hay una pléyade de gente orando por mí. El sacerdote no debe estar solo, debe compartir con los demás la labor pastoral. De estos 50 años me queda el amor por parte de todos los feligreses hacia mi persona y sacerdocio. Yo, con el corazón henchido de todos vosotros.” Las últimas palabras de su homilía, seguidas nuevamente de lágrimas y aplausos, han sido para declarar haber recibido una herencia especial en dos aspectos: la formación carmelita y la devoción a nuestros dos patrones, la Virgen de Sacedón y San Esteban.
La celebración eucarística ha proseguido con las ofrendas ante el altar, presentadas por miembros de la familia y amigos. En el momento de darse la paz, Toñín ha pedido a sus compañeros sacerdotes que se aproximaran al altar y colocarán sobre él sus manos, siguiendo un antiguo rito carmelita.
Finalizada la misa, han pronunciado unas palabras varias personas, en representación de la familia, los amigos, las parroquias. En primer lugar, Julián Ledo, amigo de la infancia y compañero de seminario en El Henar, que ha recordado los tiempos de la niñez, los juegos, su época de monaguillos, ayudando a misa o saliendo a bendecir los campos tal día como hoy, San Marcos… Ha finalizado su intervención con una plegaria extraída de la invitación, que conserva, a su primera misa, celebrada en Pedrajas el día 21 de julio de 1965.
Le ha seguido en el uso de la palabra Paco, hermano mayor de Toñín, que en clave de humor, como si de un monólogo de ahora se tratara, ha ido trazando el perfil de su hermano, por un lado cura, licenciado en Teología y profesor de religión; por otro, criador de gallinas, elaborador de vino, capaz de instalar un riego automático en el jardín o construir una iglesia. Luego ha hablado de su labor en Argentina, fundando el colegio o acogiendo a un niños que son más hijos suyos que de sus propios padres. Tiene 75 años, le quedan media docena de cortes de pelo, cualquier día nos deja… Todo, como hemos advertido, con gran sentido del humor, hasta llegar al momento en el que ha empezado a recordar a sus padres, que se ha echado a llorar y no ha podido seguir adelante. Ha tenido que subir luego su hermana Candelas a leer las cuatro palabras que le quedaban.
La última intervención han correspondido a Teresa Mate, como catequista y colaboradora de la parroquia de Pedrajas, que ha recordado las conversaciones que tenía con la señora Carmen, su madre, y los momentos pasados por la juventud de Pedrajas en el Henar.
Finalmente, Alfonso Romo Martín, su sobrino, ha anunciado que Toñín se sentaría al pie de la grada del altar mayor para recibir el besamanos de los presentes, en representación de las manos de Cristo, en calidad de sacerdote. Después, las tradicionales felicitaciones por parte de todos los asistentes y un vino español en la casa familiar de la calle Real Vieja.
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