Hace ya un tiempo que mi abuela Lorenza se fue al cielo. Recuerdo que a mis hijos pequeños les dije que ella se fue porque tenía que “tejer escarpines para los angelitos”. Ella también es un ángel y de vez en cuando se da una vueltita por aquí y me acaricia la cara.
“¡Que me voy a la compra!….. ¿quieres que te traiga algo?”, decía cuando pasaba por mi casa camino al mercado, cuando éramos vecinas.
Todavía siento el riquísimo olor de los garbanzos con bacalao que preparaba para Pascua y de veras que extraño sus exquisitos bollos dulces “pellizcados” y con azúcar por encima.
De su casa recuerdo salir corriendo a la calle para ver pasar el tren cuando escuchábamos el silbato, la rayuela dibujada con tiza en la vereda y las partidas de generala hasta muy tarde.
“Chiquiticos”y “cacharros” (de la cocina) son solo algunas de las palabras que cuando las escucho, me hacen recordarla.
Tuve la suerte viajar a España hace tres años, junto con mi madre “Maritere”, mi hermana Mónica y mi hijo Gonzalo, y de todos los momentos que pasé junto a esa hermosa familia que está allí, sin duda el que más me impactó fue el día que vi a Balbina.
Su lento caminar, sus ojitos serenos y la dulzura con la que cantó las mismas coplas que escuché de su hermana Lorenza, hicieron que me enamorara inmediatamente de ella... ¡hasta pedí permiso para decirle abuela!
Le pido a Dios que bendiga a Balbina y a la hermosa familia que la acompaña.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ABUELA!
Sandra Collado Martín.
Salta, Argentina, 28 de marzo de 2015.
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