ESCRITOS POR TERESA GONZÁLEZ
Estos pequeños poemas van dedicados a los niños, con la intención de arrancarles una sonrisa, necesaria en este mundo confuso que les toca vivir. Me encantaría que así fuera.
Teresa.
EL UNIVERSO
¡Mamá!, dime,
¿Qué es el Universo?
-¡Ay, hijo!¬-
-El universo es grande, está allá…, arriba: está muy lejos-.
¡Pero… cómo de grande!
¿como mi habitación?
-Creo yo que algo más grande,
porque en el universo caben muchíiisimas cosas:
Está la luna…, y el sol…, y las estrellas…
Y también el aire.
Pero sobre todo está Dios,
con todos sus santos y sus ángeles.
También está el abuelito,
y el tío Pepe, y la vecina Aurora…
Y allí iremos tú y yo cuando dejemos esta vida-.
¿Qué haremos allí?
-Allí se está muy bien,
no hará frío ni habrá prisas-
¿No iremos al cole?
¿No habrá deberes ni filas?-
-Allí se juega todo el día-
Y… ¿cómo llegaremos
si está tan alto y tan lejos?
-Yo no lo sé, pero creo que volando, volando,
hasta llegar arriba.
Tal vez los ángeles,
que son etéreos,
bajen y nos ayuden a llegar tan lejos.
Claro, que para eso
hay que ser buenos
y no decir mentiras.
Lavarse los dientes a cada comida.
No meterse en los charcos
con las botas limpias.
No pellizcar a tu hermana
cuando está dormida…
-¡Mamá!, no sigas.
Dame un beso de “buenas noches”
y mañana me cuentas,
de veras y sin pamplinas
qué demonios es el UNIVERSO.
Pedrajas de San Esteban, 12 de diciembre de 2011.
MARÍA ESTÁ MALITA
Esta mañana, María,
se ha despertado malita.
Le duele la cabeza,
tiene fiebre y estornuda.
Pero no necesita
que el médico la vea,
porque tiene una enfermera
que la cuida a su manera.
A esta enfermera rechula,
todos le dicen “Lucía”,
debe ser, digo yo,
por la luz de sus pupilas.
Lucía va a todas partes
con su maletín de rosa.
¡Cargado va de tantas cosas!...
La enfermera abre el maletín
y ausculta a la enfermita:
con las gomas observa el pecho
atenta a su respiración;
le toca la barriguita
y le hace abrir la boca.
En su libreta de notas
escribe la receta:
tomará rico jarabe,
pastillas e inyección
y para que no duela el pinchazo,
una golosina, no más.
Mientras ella está en la escuela,
que no toque sus muñecos
ni pasee con la silla.
No escriba en la pizarra
ni dibuje con su rotulador.
Con estos y otros cuidados,
pronto tendrá mejoría
y el lunes, temprano,
podrá ir a la guardería.
María, que adora a su hermana,
en todo obedecerá,
menos en jugar con los muñecos
que le gustan a rabiar.
De vuestra tía-abuela
que os quiere, también, a rabiar
Barcelona, 29 de septiembre de 2014
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