UNA NOCHE DE ALEGRÍA QUE PUDO ACABAR EN TRAGEDIA
Ayer para algunos era una noche de alegría, un agradable final a un día de fiesta, pero pudo quedar en tragedia .
Estábamos vecinos y forasteros en la terraza de la antigua piscina, disfrutando de una grata y amigable charla, los niños corrían jugando a nuestro alrededor, la temperatura era fresquita haciéndonos pensar en un agradable descanso nocturno.
Ninguno podíamos sospechar que en un instante la situación iba a cambiar: un coche a gran velocidad se acercaba haciendo eses fuera de control, chocando primero contra unos cubos y dirigiéndose peligrosamente hacia la terraza.
Suerte para nosotros que se encontrase en su trayecto el coche de Álvaro, el nieto del antiguo sastre, que detuvo el coche a escasos metros de los niños; la tragedia se había evitado, si no, hoy algunos estaríamos en el tanatorio o en el hospital de Medina.
Yo no se qué paso por la cabeza del conductor, un chaval joven, pero sí puedo imaginar la del dueño del coche que nos salvó, se había quedado sin medio para ir a trabajar. Recibió el reconocimiento del propio alcalde y del resto de la gente, pero yo creo que debemos hacer mucho más, pues las palabras sin hechos se las lleva el viento. Sé que las autoridades y seguros tomarán cartas en el asunto, pero la realidad es que son lentas y que el problema del trasporte será el lunes. Hay que hacer algo y rápido, quizá recoger dinero en el propio ayuntamiento, ver si tenemos o conocemos quien le pueda dejar un coche, o cualquier solución que se nos ocurra.
Confío en que sabremos ser generosos, como siempre lo hemos sido. Gracias.
Un pedrajero de corazón más.
Carlos Davalillo.
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