Impasible, con la mirada al frente,
sin reproches ni arrepentimientos, prosigue su curso.
En su lento caminar, pero constante,
coquetea entre penas y alegrías.
¡ La vida no se detiene !
¡ Nadie somos imprescindibles !
Pero, ¡ cuán extraño se me hace este aniversario !
Todavía suspiro... y resoplo... al recordar aquellos días,
el silencioso apagarse de tus últimos latidos...
¡ Así emocionado !... ¡ con los ojos humedecidos !...
Al menos... he conseguido... no permitir
que me derrote el pesimismo.
Pues cuando dudo, se me hace visible tu figura,
se manifiesta tu voz potente,
tu poderosa fuerza, animándome a perseverar
ante los continuos desafíos que llegue
a depararme el día a día.
Ya no percibo el vacío de tu despedida,
porque de veras existes en mi pensamiento,
sin tensiones, ni desesperanzas, ni remordimientos.
Es como si ahora sólo viese
todo lo bueno de tu pasado.
Un filtro ha desechado nuestras debilidades compartidas,
nuestras diferencias de antaño se han desvanecido...
A menudo, te coloco en mi boca ante los demás
con orgullo y cariño:
"Mi padre hacía..., mi padre decía..."
¡ Te siento muy próximo
y todavía te disfruto !
Dígnate a seguir acompañándome en esta nueva andadura,
pues paseándote aquí a mi lado, de verdad me reconfortas
y sobre todo, y eso es muy importante,
también me ayudas.
¡ Hasta mañana, Vitillo !
Víctor Manuel Sanz Arranz
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