Desde hace unos días, cada vez que me asomaba a esta página contemplaba con agrado la foto de esos jovencitos que celebraban su fiesta, tras haber corrido las cintas. Y allí estaba también "Álvaro", uniformado y con un sombrerito...
Quiero dar mi agradecimiento a los quintos y quintas por todos los detalles que tuvieron para con él. ¡Gracias, muchachos y muchachas!
Álvaro ha mejorado en muchas facetas de su vida, es más sociable y ha adquirido sus propios gustos. Vive en su Mundillo y esto, por no entenderlo, no le habrá dicho gran cosa. Pero yo no puedo negar aquí que en algunos momentos... "me puse sentimental" y eso que la idea de hacerle una foto con sus compañeros de edad me vino de forma repentina, pensando que debería vivirlo de manera tranquila.
Hace casi diez años le escribí una poesía. Hoy se mantiene muy actual. Por su larga extensión os dejo sólo con la parte final. Espero que os guste:
A MI HIJO ÁLVARO
Aunque los caprichos del destino
tampoco consigan entregar a tu voz
el preciado don de la claridad.
Y la naturaleza misma siga empeñada
en no ser generosa en tus habilidades y pericias,
y tu futuro quede hipotecado por la eternidad de tu niñez
y por la arrogante fragilidad de la dependencia.
Viendo además que tus sentimientos
no entienden de vergüenzas, ni de pasados, ni porvenires,
ni de ofensas, ni de envidias.
Aunque quizás nunca llegues a comprender
estas palabras que quiero regalarte.
ALVARO, "te digo, que mis sufrimientos
ya no vendrán de mis deseos insatisfechos en ti".
Que intentaré no perder de vista el tren de tu crecimiento
en cuantas estaciones se detenga,
y que mi cariño te acompañará por donde quiera que vayas
como una sombra de vivos colores que adorne
este mi afectuoso amor hacia ti,
porque yo, ¡hijo mío!
¡Siempre te he querido!
¡Y siempre te querré!
Víctor Manuel Sanz Arranz
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