Grande es la devoción que se tiene en numerosas poblaciones de nuestro entorno, más o menos lejanas, al glorioso san Antonio de Padua, como Mojados, La Pedraja de Portillo, Medina del Campo, San Cristóbal de Cuéllar, Remondo, Navas de Oro y Gomezserracín, entre otras. En Pedrajas, aunque no se celebra su festividad actualmente, se conserva una imagen suya en la iglesia parroquial, como muestra de la veneración que se le profesaba en tiempos pasados.
Remondo, uno de los pueblos segovianos pertenecientes a la comunidad de Villa y Tierra de Íscar, celebra cada año el día de san Antonio, su patrón, con una procesión muy original, de más de quinientos años de antigüedad, conocida popularmente como la procesión muda, por la obligación de recorrer en silencio el camino de ida hasta el lugar de la peregrinación, las tierras donde estuvo situado una aldea que llevaba por nombre Sanchisgudo, palabra derivada de Sancho Sesgudo, el repoblador que debió de fundar el pueblo en tiempos medievales.
Hoy viernes, 13 de junio, a las doce la mañana, se ha celebrado la misa en honor de san Antonio en la iglesia remondina, dedicada a Nuestra Señora de la Alameda. Mientras tanto, en manifiesta rivalidad con las voces femeninas del coro parroquial, la docena amplia de cigüeñas que pueblan la torre espadaña del templo no cesaban en su afán por machar el ajo, expresión que refiere el ruido que producen haciendo chocar las dos partes de su largo pico.
Concluida la eucaristía, a eso de la una y cuarto, tras quince minutos que la gente ha dedicado a cambiarse de ropa y calzado, ha salido de la iglesia la procesión, encabezada por el pendón rojo carmesí de la parroquia y el estandarte del Santo. Por detrás, marchaban los señores curas que han oficiado la misa y una parte del pueblo, no mucha, pues hacía calor a esa hora y no todo el mundo aguanta ese tipo de marcha, a buen ritmo. Cubriendo las cabezas, gorras, sombreros… y paraguas. Todo el mundo en silencio. Por la calle del Pino, así llamada porque daba al camino que antiguamente conducía hasta el monasterio agustino del mismo nombre, en Mata de Cuéllar, se ha salido al campo, a buscar la carretera que une Chañe con la puente Blanca de Íscar, sobre las aguas del río Pirón.
Una carretera por la que no ha habido más remedio que transitar, con las debidas precauciones, hasta llegar al límite de las provincias de Segovia y Valladolid, donde estuvo situado el referido despoblado de Sanchisgudo, Allí el cortejo se ha detenido para rezar un responso por el alma de sus antiguos moradores y emprender el camino de regreso, por el mismo sitio. Ahora ya se podía hablar.
Hace unos veinticinco años tuvimos ocasión de asistir a esta procesión y recordamos cómo el señor cura de entonces iba cantando en latín las letanías de los santos: Sancta Maria, ora pro nobis… Hoy no se han rezado estas letanías y nos parece que deberían recuperarse, preguntando antes a las personas mayores cómo se realizaba.
No lo hemos comentado: En esa procesión no se llevaba a san Antonio con el niño Jesús. Su imagen ha permanecido en el templo, a la espera de que regresara la procesión desde Sanchisgudo. Solo entonces, acompañado por numerosos vecinos y el grupo de dulzaineros de Aldeamayor de San Martín, tocando al mismo tiempo las cuatro campanas de la iglesia al vuelo, se ha asomado el Santo al campo, esperando el ansiado y emotivo encuentro, un momento elegido para acercarle los niños pidiendo su protección. Después, todo han sido jotas y más jotas, siempre con las campanas al vuelo, hasta llegar al pie de la espadaña, en que dejan de tocar y las colocan unos momentos, todas a la vez, vueltas, es decir con la melena de madera abajo.
LOS ORÍGENES DE LA PROCESIÓN A SANCHISGUDO
En tiempos antiguos, por primavera, los concejos de los pueblos tenían por costumbre salir en procesión hasta el campo para bendecir el señor cura los sembrados y pedirle a Dios y a los santos una buena cosecha. También se iba en procesión hasta ermitas o monasterios de los alrededores en cumplimiento de promesas o votos ofrecidos por los pueblos para solicitar el auxilio divino en momentos de gran dificultad, por ejemplo, en épocas de sequía pertinaz o de graves epidemias, como la peste.
Según consta en los libros antiguos del Archivo Parroquial de Remondo, en fecha desconocida, pero anterior al año 1520, los concejos de Remondo, Aldeanueva y Sanchisgudo hicieron voto de guardar, para siempre jamás, el día de san Antonio de Padua, desde las vísperas, puesto el sol, a fin de solicitar del Santo que les librara de pedriscos, plagas de langosta y cualquier otro daño que pudiera acaecer en los frutos de la tierra.
Deshabitados Sanchisgudo [hacia el año 1560] y Aldeanueva [poco antes de 1645] mantiene el cumplimiento de tan antiguo voto el pueblo de Remondo, yendo cada 13 de junio en procesión muda hasta el sitio donde estuvo situada la iglesia de Sanchisgudo, dedicada a San Julián, pues en ella los referidos tres pueblos aprobaron en 1520 una ordenanza o regla del modo de cumplir con la citada promesa, ya que la primitiva regla se había perdido.
Pedrajas de San Esteban, 13 de junio de 2025
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