La mañana del Martes de Carnaval ha amanecido con el cielo cubierto de nubes y lloviendo mansamente cada poco tiempo. Pasadas las doce y media llegaba al terreno destinado por el Ayuntamiento para instalar el Ferial −a las afueras del pueblo y junto a la carretera que lleva al cementerio− un desfile de niños disfrazados, encabezado por los participantes en el taller de percusión. Allí les esperaba un piscolabis para recuperar energías.
Poco después ha llegado desde Toro (Zamora) la camioneta en que venían los seis burros que las quintas (14) y los quintos (10) iban a montar para correr las cintas. Todos −chicos y chicas− nacidos en el año 2006, por lo que llegarán a la mayoría de edad en el transcurso del año actual. Veréis en las fotografías que una de ellas iba en silla de rueda por estar lesionada jugando al balonmano.
Buen terreno para las carreras de las cintas, utilizado por primera vez para este fin, limitando con el campo abierto, a los pies de la cotarra de la Manteca o revilla del Alamar, nombre, este último, que recibía antiguamente. A pesar de las lluvias de los últimos días, la tierra no se ha embarrado. Aprovechamos para indicar que han sido varios los sitios donde recordamos haberse corrido las cintas: el Chamberí, la plaza de Corea, la calle Giroteo, junto al actual frontón municipal, el solar de la calle de las Huertas, donde se hacía estos últimos tiempos…
Igual que en años anteriores, tres han sido las cestas de cintas, preparadas -nos han dicho- por las madres de los quintos: una primera llevando las cintas los colores amarillo y verde de la bandera de Pedrajas; la segunda, luciendo cintas de color rojo y gualda, representando a la bandera de España; la tercera, con cintas cintas de numerosos colores. Los quintos y las quintas, como manda la tradición, muy bien ataviados, con sus pantalones blancos y sus chalecos de color negro.
Sujeta a una gruesa maroma la primera de las cestas, ha comenzado el ritual de pasar a la carrera por debajo, tratando de introducir el tenedor de madera en alguna de las anillas cosidas al borde de las cintas de colores. O si no, golpearlas hasta hacerlas caer. También, en última instancia, intentar agarrarlas con la mano. El público, muy numeroso, pues no llovía y la temperatura era muy agradable. Entre esos espectadores, muchos niños, que no dejaban de gritar pidiendo a los quintos que les regalasen alguna de las cintas que cogían o caían al suelo, como recuerdo.
Acabada la carrera, fotos y más fotos, con familiares, con amigos… y con los burros, que han vuelto a portarse bien este año. También esta vez nos ha costado muchos tomar fotografías de grupo. Y sí que hemos logrado hacer varias de todas las chicas juntas, pues de entre ellas saldrán elegidas las reinas de las fiestas de 2024.
¡Vivan los quintos y las quintas del 24!
¡Suerte en la vida, galanes y galanas!
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