Cuando ayer echamos un vistazo al reportaje que publicaba El Norte de Castilla en la sección de Deportes, página 41, no nos dimos cuenta de que su protagonista, Isabel Rivero García, era una joven de nuestro pueblo, además, criada en la calle Gallegos, nuestra calle. Ha sido un amigo el que nos ha dado cuenta de esta noticia, que compartimos con todos vosotros, a la vez que deseamos a Isabel el mayor éxito posible en este su paso al mundo del deporte profesional.
DE SOLUCIÓN CONTRA EL ESTRÉS A PROFESIONAL
Boxeo
La vallisoletana Isabel Rivero se convierte en boxeadora profesional con 35 años
Tendrá su primera bolsa como púgil el día 22 de abril en una velada en el polideportivo Pilar Fernández Valderrama
VÍCTOR BORDA
Valladolid
El Norte de Castilla, sábado, 26 marzo 2022, 12:55 h.
Ahora o nunca. Eso debió pensar Isabel Rivero García (Valladolid, 1987) cuando se le presentó la posibilidad de dar el salto al boxeo profesional. Lo que empezó como una afición o una forma de desestresarse se convierte en una cosa mucho más seria. Atípico que una boxeadora de 35 años dé el salto al profesionalismo, pero Isabel quiere vivir la experiencia, saber cómo es por dentro el pugilato a ese nivel y disfrutar todo lo que pueda.
Lo dicho, el boxeo se coló en la vida de Isabel Rivero a los 29 años. «Tuve una época de mucho estrés laboral –trabaja en el departamento de I+D de un laboratorio farmacéutico–. Busqué una manera de canalizarlo y me encontré con el boxeo, la mejor forma de quitarme ese estrés», recuerda.
En su casa siempre había habido un saco. Veía con su padre las veladas que se emitían entonces en televisión a través de MarcaTV, pero nunca había tenido un contacto directo con este deporte más allá de ello. Ni siquiera había sentido una atracción especial por el boxeo. Pero llegó a él y fue todo un flechazo.
Comenzó a buscar gimnasios en Valladolid. La Campiña era el club puntero en el boxeo local. El lugar donde entrenaban los púgiles que ya destacaban en el mundo amateur, caso de Miguelón o Salvi Jiménez. Le pareció demasiado nivel para alguien que solo quería desahogarse, poner una válvula de escape al estrés laboral y superar las frustraciones diarias. Por ello contactó con el club Diablo y ahí comenzó de la mano de Bernardo Marbán. Una año y medio para descubrir los vericuetos de la esgrima de los puños. Ya estaba preparada para dar el salto a La Campiña.
Ya con Domingo Rodríguez como preparador llegó la hora de debutar. Isabel creyó que estaba preparada para ese salto. En 2018 lo hizo. Con La Campiña peleó en nueve ocasiones. Estuvo dos años con el club puntero del pugilato local, espacio de tiempo que le valió para progresar y disfrutar del boxeo todo lo que pudo.
Pese a la llegada de la pandemia, Isabel siguió entrenando. Eso sí cambió de gimnasio. Salió de Valladolid y se enroló en las filas del Fight Club Segovia. Entonces llegó la ocasión, el último tren hacia el profesionalismo. Gracias a una promotora, el próximo día 22 de abril, Isabel Rivero, conocida en el cuadrilátero como La Finita, se estrenará en el boxeo profesional. La velada tendrá lugar en el polideportivo Pilar Fernández Valderrama.
Como boxeadora amateur ha participado en 22 peleas. Cuenta con un palmarés más que interesante. Fue la ganadora del Open Boxing en 2018. Obtuvo tres bronces en campeonatos de España. Ganó la Copa Iberdrola en 2020 y fue segunda en la Liga Iberdrola de ese mismo año. De momento, en la velada del próximo día 22, peleará por primera vez por una bolsa. Desconoce todavía quién será su contrincante en ese pelea del debut.
El peso es un problema para Isabel. Está en la categoría átomo, hasta los 46 kilos. Pero no hay rivales de su peso, por lo que se tiene subir el mismo para medirse a rivales de categoría minimosca, menos de 49 kilogramos. Un hándicap con el que debe lidiar en el ring.
Rodaje
«Con 34 o 35 años no es posible entrar en la selección. En las últimas veladas se me han caído las peleas o mis rivales no se han presentado a pelear. El salto al profesionalismo es la posibilidad real de poder tener más combates», reconoce la púgil vallisoletana.
Explica que todo comenzó como un hobby. «Me quitaba muchos días de vacaciones poder acudir a un par de campeonatos o un par de concentraciones», explica. «El objetivo ahora es hacer el mayor número posible de combates y con más rodaje bajar a mi peso que, como hay poco gente, te permite un acceso más rápido a pelear por los títulos. Al final el boxeo amateur te facilita el rodaje y luego, la que está motivada, puede dar el paso para convertirte en boxeadora profesional».
No esconde que en la familia no ha caído especialmente bien ese paso al profesionalismo, que poco tiene que ver con esta disciplina en su vertiente olímpica. «Entiendo que no les haga demasiada gracia el paso que voy a dar, pero saben que estoy totalmente decidida a ello. Ilusión no les hace. Tampoco me lo haría a mí si tuviera una hija o un hijo que diera este paso en el boxeo», resalta.
Isabel Rivero recibirá su primera bolsa por un combate. «No tiene nada que ver con la que puede ganar un hombre», subraya. Pero la púgil quiere disfrutar de esta nueva etapa. Todo comenzó como una vía contra el estrés y ha acabado como boxeadora profesional.