domingo, 19 de julio de 2020

LA CONFITERÍA

ADIÓS AL EDIFICIO QUE ALBERGÓ 
LA CONFITERÍA DE LOS HIJOS DE PAULINO ESTEBAN

El decreto del estado de alarma del 14 de marzo próximo pasado determinó que dejáramos sin publicar la noticia del derribo del edificio que durante muchos años albergó la confitería de los Hijos de Paulino Esteban, en la calle de las Carnicerías, junto a la casa de Ayuntamiento. La teníamos redactada, pero no nos decidíamos a publicarla por el goteo continuo de noticias relacionadas con la pandemia del coronavirus. Decía así:

Las personas que pasaron por los alrededores del Ayuntamiento los días 9 y 10 de marzo, lunes y martes, han podido contemplar cómo se derribaba la casa en la que estuvo situada la antigua confitería de Pedrajas, en el número 5 de la calle de las Carnicerías. El estado ruinoso del edificio así lo aconsejaba.



El llamador de la puerta principal, fabricado en hierro fundido.

Detalle ornamental del zócalo del edificio destinado a vivienda y pastelería.

En 1900 el matrimonio formado por el señor Paulino Esteban Miguel y la señora Rufina Frías Gimeno, naturales de Villavendimio (Zamora) y Valladolid, respectivamente, trasladaron su obrador de pastelería a Pedrajas desde la capital vallisoletana. A su muerte, continuaron con el negocio sus hijos: en la pastelería de Pedrajas, Ángel, Elvira y Carmen Esteban Frías, los confiteros que todas las personas de cierta edad hemos conocido hasta no hace tantos años; un cuarto hijo, el mayor, llamado Paulino Esteban Frías, casado con Severina Lozano Martín, instaló su obrador y tienda en la villa de Olmedo, año de 1929, con el nombre de pastelería Frías, de tan merecida fama en toda la región, en nuestros días.

Una fama que heredó de la confitería familiar de Pedrajas, que surtió de pasteles y dulces no sólo a nuestro pueblo, sino también a otros de la comarca, a los que se desplazaban los confiteros a vender sus productos, especialmente en los días previos a la Navidad y fiestas patronales. 



Publicidad de la casa 
en los programas de fiestas de Pedrajas de los años 1945, 1958 y 1965.

Personalmente, de la pastelería de Pedrajas me queda el recuerdo infantil del elegante salón de la planta superior, al que la gente acudía a sentarse a comer unos pasteles y a jugar a las cartas. A los niños nos encantaban las anguilas, un dulce con la forma de este pez recogido en círculo, colocado en cajitas redondas, y el merengue, de característico color blanco. Allí íbamos también en verano a comprar polos y helados de la marca Ilsa Frigo, cuando aún no se vendían en ningún otro establecimiento del pueblo.

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