En la festividad de San Isidro felicitamos a todos los labradores de Pedrajas, que tampoco podrán celebrar como acostumbran la fiesta de su patrón, por las circunstancias excepcionales de todos conocidas.
Pedrajas. Iglesia Parroquial. Imagen de San Isidro Labrador, siglo XX.
Es una buena ocasión para agradecer a nuestros agricultores y ganaderos el importante trabajo que desarrollan cultivando la tierra, que muchas veces no se ve recompensado con unos precios justos. A remediar esta situación, especialmente en los tiempos que corren, podemos nosotros contribuir comprando productos agrícolas y ganaderos de nuestra tierra.
Procesión de San Isidro, 15 de mayo de 2004.
Para saber del estado del campo hemos preguntado a uno de nuestros agricultores, Víctor Manuel Sanz Arranz. A causa de las abundantes lluvias de primavera –unos 120-140 litros en el pasado mes de abril- el cereal presenta un buen aspecto, sobre todo en las tierras menos livianas. Las espigas se encuentran ya granando, en general. Nada más hay que asomarse al campo para darse cuenta del verdor que nos rodea. Los cultivos de regadío presentan igualmente un buen aspecto. Actualmente, lo que más siembra es la zanahoria, seguido de la patata. El cultivo de la remolacha apenas tiene importancia.
Como homenaje a los labradores de Pedrajas en el día de su patrón, El puño de simiente, uno de los mejores poemas de don César de Medina Bocos, el gran poeta cantor de Castilla, nacido en nuestro pueblo.
EL PUÑO DE SIMIENTE
Lleno la sembradera de simiente;
tomo un puño de grano,
y poniendo la mano
extendida a la altura de la frente,
a los granos de trigo
con sincera emoción, así les digo:
“Vais a ser en el surco derramados:
luego de los arados
el aguzado hierro,
rajando por mitad el duro cerro,
os dejará en el hoyo sepultados.
Bien podéis estar ciertos
que enterrados seréis, ¡pero no muertos!
Quien enciende del sol la viva llama
y en los campos derrama
la lluvia bendecida,
os dará nueva vida.
Para romper la costra del terruño
un tallo a cada grano de este puño
os ha de dar, agudo como lanza,
y verde; ¡del color de la esperanza!
¡Dios os bendiga como yo lo hago;
os libre del estrago
del hielo y el granizo destructores;
madure los verdores
con que habéis de alegrar la primavera.
y premie mis afanes y sudores
concediéndome veros, de la era
volver, ciento por uno, a mi panera.
¡Dios os bendiga como yo os bendigo!
que sois del hombre el natural sustento
y servís de alimento
lo mismo al rey que al último mendigo.
¡Bendito seas, trigo!
porque bajo tu cáscara dorada
quiso Dios concederte
que guardes la blancura inmaculada
que en la Hostia consagrada
en el Cuerpo de Cristo se convierte!”
Le dije de esta suerte,
y después de besarlo,
en el aire la cruz tracé al tirarlo
repartido en distintas direcciones;
y avanzando en el surco el pie derecho,
eché a andar, a lo largo del barbecho,
repartiendo a los lados bendiciones!
César de Medina Bocos
Espigas y racimos
Valladolid, 1915, pág. 163.
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