Tenía yo mis dudas acerca de comunicar en este medio que me jubilo como maestro el próximo día 31 de diciembre, una vez cumplidos los 60 años de edad y algo más de 38 dedicado a la enseñanza primaria. Ahora, después de haber enviado Jesús Ángel, mi jefe en el Colegio de Íscar, como yo suelo llamarle, su pequeña crónica, lo tengo claro: debo escribir unas palabras.
Como les dije a mis compañeros el día de la despedida, echando la vista atrás, mis palabras tienen que hablar principalmente de gratitud.
En primer lugar, a mis padres, por sacrificarse para que yo pudiera estudiar el bachillerato en un colegio de Santa María la Real de Nieva, en una época en que no había todavía instituto en Íscar, ni en Olmedo. Vinieron después.
En segundo término, a los Misioneros de Nuestra Señora de La Saleta, que regían el colegio de Santa María de Nieva. Llegados de países lejanos, dedicaron parte de su vida a la educación de niños de familias humildes, como la mía. Recuerdo especialmente al padre León Maxfield, al padre Gerardo Comeau, al padre Antonio Michelle, al hermano Juan Magro…
Ya como maestro, a tantos y tan buenos compañeros como he tenido en los colegios adonde el destino me llevó: Colegio Comarcal “Campos Góticos”, en Medina de Rioseco, a orillas del Canal de Castilla, con niños de más de veinte pueblecitos de la Tierra de Campos; en Valladolid capital, Colegios “Fray Luis de León” (Delicias) y Cristo Rey; Col.legi “Empúries” de L´Escala (Girona), donde tanto me recuerdan y quieren todavía; San Cristóbal de Cuéllar, aquí cerca, mi primera escuela rural, con muy poquitos niños, en familia; Villaverde de Íscar, al lado de Pedrajas, como en casa; Gomezserracín, en la comarca segoviana de El Carracillo, diecinueve cursos, casi nada, chicos de pueblo, nobles y cariñosos; finalmente, Íscar, donde tan bien me han tratado estos diez últimos años.
Con mis compañeros del Colegio "Campos Góticos" de Medina de Rioseco, curso 1976-77.
De los alumnos, sólo puedo decir que no hay nada tan grande como verlos acercarse a saludarte, al cabo de muchos años, convertidos en personas adultas que saben andar por la vida. Todos, incluso aquéllos que nos lo pusieron más difícil, por unas u otras razones.
Viaje de fin de curso en Mallorca, con los alumnos del Colegio "Empúries" de L´Escala, mayo de 1980.
En Gomezserracín, con los alumnos de 7º y 8º de EGB, año 1987.
Seguiré yendo por el Colegio de Íscar, pues no me ha dado tiempo a terminar de organizar el archivo del Centro. Además, me he ofrecido a mis compañeros por si creen que puedo serles útil en algunas actividades relacionadas con la historia o con la naturaleza, que tanto me gustan. Lo mismo haré, naturalmente, en el colegio e instituto de Pedrajas. De esta manera mataré el gusanillo de enseñar a los niños, que siempre me ha apasionado.
Continuaré igualmente investigando en los archivos, ahora con más tiempo. Hace poco me he embarcado en el estudio de la villa de Olmedo y su Tierra, un proyecto amplio, a largo plazo. De manera más inmediata, me propongo acabar un trabajo sobre la cultura del piñón en la Tierra de Pinares de Valladolid y Segovia. Ocupaciones no me van a faltar.
Era reacio a hablar de mí en esta página en la que tantas cosas escribo de otros, y al final me he enrollado. Gracias, Jesús Ángel, por tus palabras, que me han dado pie a contaros brevemente algunos detalles de mi vida como maestro.
Para finalizar, por todas las muestras de cariño recibidas en el momento de decir adiós a la escuela, deseo manifestar mi agradecimiento a mis compañeros maestros del Colegio de Íscar, especialmente al Equipo Directivo (Jesús Ángel, María Eugenia y Ángel; a los veinte alumnos de la clase de 6º B , de la que era tutor, así como a sus madres y padres.
Nos vemos.
Aprovecho para desearos Feliz Navidad.
Un fuerte abrazo.
Carlos.
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