FIESTAS DE SAN AGUSTÍN: DOMINGO 26, SEGUNDO DÍA
SÁBADO POR LA NOCHE
Comenzamos esta crónica comentando brevemente los festejos taurinos celebrados ayer sábado, por la noche. A las 11, el toro del cajón, negro y bien presentado, que congregó en Pedrajas a mucha gente de toda la comarca. Llegó bien a la Plaza de Toros, pero luego no hubo manera de meterle a los toriles para que diera comienzo el encierro. De modo que empezaron a soltar toros y bezados con su compañero del cajón en el centro del ruedo.
En la verbena de la Plaza nos pareció que había menos gente que el viernes, el grupo no era de tanta calidad y hacía fresco. Casi sin darnos, los chulos de Pedrajas que no llevábamos chaqueta, nos quedamos helados, cumpliendo ese refrán que dice: “Los de Pedrajas, en mangas de camisa y j… de frío”. Pero aguantamos. De la discomovida, vaca de las siete de la mañana y pancetada no podemos dar fe.
HOY DOMINGO
El día ha amanecido más tranquilo, con menos trasnochadores que ayer. En el Ayuntamiento se iban congregando poco a poco los componentes de la Banda de Música para salir a tocar las dianas y los pasacalles. Como todos los días, gente a por el pan y a comprar unos churros para el desayuno. Feliche y su hijo Juanjo limpiando de nuevo la calle para que los que se sientan a la sombra a tomar el vermut la encuentren bien limpita.
A las once y media, casi en punto, ha comenzado el tercero de los encierros, que hemos presenciado subidos a las tapias de la peña Los Domasuegras (muchas gracias, chicos), en el esquinazo en que se juntan las calles río Duero y Ronda de Santa Ana (escrito así, separado). La novedad ha consistido en que han soltado los toros desde un camión situado junto a los toriles del encierro. Nos ha parecido que eran toros ya corridos en días anteriores, al menos algunos. Uno de esos toros fue el primero en pisar la arena del ruedo en el encierro del día de la víspera. Sus pezuñas apenas tocaron el cemento de las calles, pues regresó enseguida a la Plaza. Hoy ha tardado muchísimo en recorrer el encierro, pero lo ha conseguido, después de haberle refrescado con agua de una pequeña manguera. Poco más podemos reseñar de este encierro.
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