EL ESCUDO DE LA CASA DEL TÍO BRAGAZAS
En el presente año 2012 cumple tres siglos el único escudo
antiguo existente en Pedrajas, que se encuentra colocado actualmente en una
casa de la Plazuela del Hospital, de construcción moderna (Deportes Óscar).
Anteriormente estuvo en una casona muy antigua que ocupaba el mismo solar. En
ella, según la tradición, vivió el tío
Bragazas.
Se trata de un escudo toscamente labrado en una piedra caliza
con forma de trapecio isósceles invertido. En el centro, sobresaliendo del
conjunto, se halla el escudo propiamente dicho, partido, es decir, dividido perpendicularmente en dos mitades
iguales.
En el primer cuartel, parte superior, trae unas llaves cruzadas en aspa, con sus anillos unidos por medio de un cordel que lleva una borla colgando; por debajo, aparecen una venera y un cáliz.
En el segundo cuartel, parte de arriba, está labrada una figura que no acertamos a identificar; debajo, dos pequeñas jarritas, posiblemente vinajeras.
En el primer cuartel, parte superior, trae unas llaves cruzadas en aspa, con sus anillos unidos por medio de un cordel que lleva una borla colgando; por debajo, aparecen una venera y un cáliz.
En el segundo cuartel, parte de arriba, está labrada una figura que no acertamos a identificar; debajo, dos pequeñas jarritas, posiblemente vinajeras.
El escudo presenta dos inscripciones con letras capitulares
trazadas entre líneas paralelas. Una se halla en el extremo superior: “AÑO DEL
I7I2”. La otra, en el inferior, difícil de transcribir, podría decir “FRANCISCO
SANZ”.
Francisco Sanz Esteban, hijo de Alonso Sanz y de Gregoria
Esteban, pertenecía a una de las familias más importantes de Pedrajas en
aquella época, dedicada a la labranza. Su madre sufragó por completo el retablo
de la Inmaculada Concepción de la iglesia de Pedrajas, que también cumple tres
siglos este año.
Entre los numerosos bienes que se reparten después de la
muerte de Francisco, el día 21 de noviembre de 1728, figura la casa en la que
vivió y murió el difunto, situada en la Plazuela del Hospital. Una parte de
esta casa es adjudicada a su hijo Manuel, conocido en Pedrajas como Bragazas.
EL TÍO BRAGAZAS
Según la tradición oral, el tío Bragazas era un hombre muy
forzudo, que vivió en Pedrajas hace muchos años. Un día, estando arando en el
campo, pasó por allí un caminante y le preguntó que por dónde se iba a
Pedrajas. Bragazas desenganchó el arado de la yunta de los bueyes y tomándolo
por el extremo del timón, lo levantó a pulso y moviéndolo de un lado para otro,
la reja en alto, respondió así: “No se va por aquí, ni por ahí, que se va por
allí.” El viajero quedó asombrado de tan grande demostración de fuerza.
En otra ocasión, jugando a lanzar la barra castellana, una de
las diversiones practicadas en Castilla en épocas pasadas, le tocó el turno a
Bragazas. Antes de lanzar, rogó a los espectadores que presenciaban el juego, a
una distancia prudencial, que no se asustaran, ni se movieran de donde estaban,
y lanzó la barra por encima de sus cabezas, ante su asombro.
Enterado el rey de su fuerza tan enorme, lo hizo llamar a su
presencia y le concedió el favor que le pidiera. Solicitó dos: poner un escudo
de armas a la puerta de su casa y que se le permitiera traer de balde, del pinar,
toda la leña que pudiera acarrear a sus espaldas, durante todos los días de su
vida.
MANUEL SANZ MOREJÓN
Hasta aquí la leyenda. Vamos ahora a tratar de los datos históricos que hemos ido averiguando sobre esta figura legendaria. En uno de los libros antiguos de bautizados de la parroquia de Pedrajas, custodiado en el Archivo General Diocesano de Valladolid, se encuentra una partida de nacimiento en cuyo margen, al lado del nombre del niño bautizado, “Manuel, hijo de Francisco Sanz Esteban”, se añadió posteriormente “alias Bragazas”. Por la letra y tinta empleadas, distintas a las del resto de la partida, se deduce que años después alguien, probablemente un señor cura, escribió el apodo o mote de Manuel, señal de que se trataba de un personaje famoso, por circunstancias desconocidas. Dice así la partida:
“En la yglesia parroquial de el lugar de las Pedrajas de Yscar, en quince días del mes de febrero, año de mill setezientos y diez y siete, Pedro Merino Delgado, cura propio de dicho lugar, bapticé solemnemente y puse los sanctos óleos a Manuel, hijo legítimo de Francisco Sanz Esteban y de Ysabel García Morejón, vecinos y naturales de dicho lugar. Nació a dos de dicho mes y año, dile por abogada a María Santísima en su Purificación. Fue su padrino Pedro Cubero Olmos, advertíle el parentesco espiritual que contrajo y la obligación de enseñarle la doctrina christiana. Tubo por abuelos paternos a Alonso Sanz y Gregoria Esteban. Maternos, Francisco García Morejón y Josepha Miguel, todos vecinos y naturales de dicho lugar de Pedrajas, y porque consté, lo firmé ut supra. Pedro Merino Delgado.”
Hacemos notar que puede haber un error en el primer apellido de la madre, García, pues en otros documentos es denominada Isabel Morejón. Por ejemplo, en la partida de su matrimonio con Francisco Sanz Esteban, que tuvo lugar el 15 de noviembre de 1706.
Otra referencia histórica sobre Bragazas la tenemos en un
pleito seguido en la Real Chancillería de Valladolid, año 1768, por el cirujano
de Pedrajas, Baltasar López, contra diferentes vecinos que no le pagaban sus
honorarios. En el proceso judicial se menciona a “Manuel Sanz Morejón, alias
Bragazas, alguacil de la Santa Cruzada y persona condecorada en ella.” Este
organismo se encargaba de la distribución y cobranza de las bulas de la
Cruzada, documentos que concedían a los fieles ciertos privilegios, como no tener
que abstenerse de comer carne en ciertas épocas del año, a cambio de una
cantidad de dinero destinada en principio a las cruzadas contra los infieles.
MURIÓ
EN LA POBREZA
Los últimos datos sobre la vida de Bragazas aparecen en la
partida de su defunción, sucedida el día 4 de abril de 1781. Al otorgar testamento, dos meses antes de morir, había ordenado que sus bienes se emplearan en sufragios por su alma. Sin embargo, murió tan pobre
que solamente pudo pagarse el entierro y un oficio de honras.
“Manuel Sanz Morejón,
viudo de doña Ysabel María Sánchez, pobre.
En quatro días del mes
de abril de este año de mil setecientos ochenta y uno murió Manuel Sanz
Morejón, viudo de doña Ysabel María, vecino que fue de esta villa, haviendo
recibido los santos sacramentos de penitencia, sagrado viático y extremaunción
como católico christiano. Otorgó su testamento ante Andrés
Fernández, escribano de esta villa en los diez y siete de febrero de este año,
en el que nombró por sus testamentarios a mí, el infrascripto cura, y a Manuel
Sanz Portero, vecino de esta villa, y haviéndose hecho cómputo de sus muchas
deudas y que no havía bienes con que pagar ni aun a la mitad de sus acreedores,
aunque dejó por su heredera a su alma, no se puede disponer cosa alguna más que
hacerle el entierro, al que acompañó el Santo Christo del Humilladero, la
cofradía de la Cruz con su cera e ynsignias, habiéndose amortajado su cuerpo
con el hábito de San Francisco de la villa de Coca, y así mismo se le hizo un oficio
de honras con la ofrenda que en su testamento mandó; y por la razón dicha no se
pudo disponer otra cosa, como consta de la certificación del expresado
escribano, a que me remito, y por verdad lo firmo. Don Francisco Xavier de
Coppa.”
CONCLUSIÓN
En conclusión, el tío Bragazas al que se refiere la leyenda
de nuestro pueblo, existió verdaderamente, gozó de cierta fama, sin que sepamos
el motivo, y tal vez por esa misma razón, fue condecorado por la Santa Cruzada.
Es cierto también que fue dueño, por lo menos en parte, de la casa en la que estuvo
puesto anteriormente el escudo. Debió de ser su padre, Francisco Sanz Esteban, sin
embargo, quien mandaría colocarlo, a pesar de no pertenecer al estado noble. Las
figuras labradas en el escudo –dos llaves, un cáliz y una venera, dos
vinajeras- parecen tener una significación claramente religiosa.
Carlos Arranz Santos.
Pedrajas de San Esteban,
7 de julio de 2012.
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