La abundancia de lluvias en los últimos tiempos se ha hecho notar en el campo. El agua, en términos generales, ha resultado muy beneficiosa para los sembrados. Sin embargo, recorriendo el término, camino del Cotarrón, por ejemplo, podemos observar que algunas tierras, en sus partes más bajas, se han encharcado, como aún puede comprobarse.
Camino del Cotarrón, 24 de junio de 2018.
Nos hemos olvidado, en algunos parajes, de mantener limpios y corrientes los arroyos y caces que permiten desahogar las tierras. Algunos labradores se apresuraron a limpiarlos para que sus cultivos pudieran seguir medrando. En tiempos antiguos, hace doscientos años o más, la limpieza de estos caces era una de las labores que los vecinos de Pedrajas, y de otros pueblos, realizaban una vez al año, convocados por los ayuntamientos. Se trataba de trabajos de carácter comunal, denominados “obrerizas”, en los que todas las familias estaban obligadas a colaborar por ser de interés general.
También se han encharcado algunas tierras destinadas a eras para tender las piñas, por ocupar terrenos bajos o por no tener salida las aguas hacia el subsuelo o hacia los lados. Menos mal que muchos piñeros han pavimentado sus eras en los últimos tiempos, para evitar los daños que las tormentas del verano podían causar a los piñones. En estas eras pavimentadas pueden verse ya piñas tendidas para que se abran al sol.
Camino Bajo de Alcazarén, 24 de junio de 2018.
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