Hace unos días, en una tertulia espontánea, salió a relucir el tema del reciclado en nuestro pueblo. Estábamos todos los presentes de acuerdo en que falta concienciación en muchos de nuestros vecinos, a juzgar por el hecho de que son numerosas las personas que depositan en los contenedores de la basura objetos de papel, vidrio y otros residuos de diferente naturaleza que deberían echarse en contenedores específicos para estos materiales.
Cuando depositamos nuestras propias bolsas en el contenedor, podemos comprobar que es cierto lo que estamos afirmando. Y no será por ignorancia, ya que desde hace muchos años se han desarrollado multitud de campañas informativas en este sentido.
Mayor importancia reviste el hecho, también comprobado por la experiencia cotidiana, de que algunos establecimientos públicos hagan lo mismo con los residuos que generan, que lógicamente son mayores. ¿Cómo es posible que algún bar arroje todas las botellas de vidrio consumidas a lo largo de la jornada en el contenedor general, habiendo, como hay contenedores destinados para ello?
Alguna solución deberá buscarse. Naturalmente, a quien más duele este tipo de conductas es a los vecinos y dueños de establecimientos concienciados en el cuidado del medio ambiente, que también son muchos, justo es reconocerlo.
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