En el valle del río Eresma, cerca de Pedrajas, siempre abundaron fuentes de frescas aguas: la Pilarica y Valandrino, Sacedón, Vadalba y El Pisón, en la margen derecha; la fuente del Avellano, el manantial del Chorlito y la fuente de la Lancha en la margen izquierda.
La fuente del Avellano se encuentra aguas arriba de la ribera de Sacedón, del otro lado del río, a la altura del paraje llamado el arroyo Bermejo, en territorio del desaparecido pueblo de Ordoño, actualmente término de Aguasal. Las aguas manan en la parte superior de las peñas arcillosas que forman las paredes del profundo valle excavado por las aguas del río Eresma en el transcurso de los tiempos.
El farmacéutico, botánico y explorador olmedano Daniel Gutiérrez Martín, en su obra “Apuntes para la flora del partido judicial de Olmedo e indicación de los usos medicinales que algunas plantas reciben” (Ávila 1908, pág. 9), trata del uso que hacían las gentes de las aguas de esta fuente, atribuyéndolas un poder curativo del que al parecen carecían:
“…desde hace poco tiempo, va adquiriendo boga el agua de una de las distintas fuentes que a orillas del río Eresma nacen. Está en término de Aguasal, al Caserío de Ordoño, y se la distingue con la denominación de “Fuente del Avellano” porque en sus orillas existe un pequeño rodal de estos arbustos; nace en el pinar y corre por un macizo arcilloso de color rojo, perteneciente al sistema diluvial. Supongo que es agua potable como acontece con casi todas las de este término municipal y la creen útil en los padecimientos del estómago, pero durante algún tiempo vengo observando a varios enfermos que la beben a diario y sus efectos son ilusorios desgraciadamente.”
Casi un siglo más tarde, en 1991, el señor Ulpiano Aguado Fernández, dueño en aquel tiempo del pinar de Ordoño y ribera en la que se encuentra la fuente, dispuso la construcción de un arca en cuyo interior se recogen actualmente las aguas, antes de brotar por un caño y descender libremente hacia el cauce del río Eresma, situado a sus pies, deslizándose por las peñas arcillosas.
Arca de la fuente del Avellano, 29 de mayo de 2011.
Este verano recién acabado, hemos explorado la ribera del río situada por debajo de la fuente, en busca de un acceso que permitiera a la gente ascender hasta los pies del manantial. Casi imposible, por tratarse de paredes casi verticales, de arcillas resbaladizas a causa de las aguas que chorrean desde lo alto. Las aguas vierten en el río en varios puntos, a ras del suelo. En uno de ellos, aparentemente el de mayor caudal, hemos colocado una laja de piedra arenisca, desprendida de las paredes del valle, para que sobre ella chorree el agua que cae para unirse con la corriente del Eresma.
Ribera del río Eresma en la que mana la fuente del Avellano.
Pequeña gruta situada a los pies de la fuente, en lo alto de la pared del valle.
Vertedero de la fuente en el río, construido este verano.
En la parte baja de la ribera, entre otras especies, abundan todavía los avellanos, que antiguamente dieron nombre a la fuente. Junto a ellos encontramos groselleros rojos, estos días aún con sus grosellas, y lúpulo, con sus características florecillas, empleadas en la elaboración de la cerveza.
Detalle de una rama de avellano.
Grosellas rojas en plena madurez.
Planta de lúpulo.
Para acceder al arca de la fuente, del otro lado del río, es necesario cruzar el puente de Vadalba, llegar hasta los manantiales del arroyo del Chorlito y seguir el camino que discurre por la margen izquierda del río Eresma en dirección a Coca. La fuente no se ve desde dicho camino, ya que está oculta en lo alto de la ribera. Se desciende hacia ella por un corto sendero y hay que tener mucho cuidado para no precipitarte peñas abajo cuando te encuentras frente al manantial.
Bajada al arca de la fuente del Avellano, del otro lado del río.
En este tiempo, para llegar a los pies de la fuente del Avellano, lo mejor es descender hasta el río por el sendero situado entre las dos balsas de Sacedón y caminar por el cauce, aguas arriba, unos 500 metros. Observando con detenimiento la orilla del río, veremos los manantiales.
Otra posibilidad consiste en descender a la ribera por la orilla izquierda del cauce seco del arroyo Bermejo y atravesar la chopera que encontremos de frente, hasta llegar al río. Allí mismo, en la otra orilla, se hallan los manantiales de la fuente del Avellano. Ahora bien, la finca que sirve de acceso se halla cercada por una alambrada y aunque existe una pequeña entrada para personas a pie, el paso se halla limitado al personal de la finca.
Carlos Arranz Santos, 24 de septiembre de 2012.
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