lunes, 23 de septiembre de 2019

CARTA A JESÚS BARRIOS

Estimado amigo Jesús:

El 19 del pasado agosto y ya no era la primera vez que, en esta misma página, llorabas la ausencia del pino que existió en el patio de las escuelas de Educación Infantil y que fue talado por representar un peligro el desprendimiento de su fruto, la piña, para los niños que recibían en ella su primera educación reglada (la primera educación la recibimos todos en nuestra casa desde que nacemos y me atrevería a decir que antes de ver la primera luz del mundo, ya somos sujetos de educación). Como la vida es una ruleta llena de imprevistos, se da la circunstancia de que hoy, día 16 de septiembre de 2019, dos cursos después de ser talado y recién comenzadas las clases, ya no hay niños en el patio, por haber sido incorporadas sus unidades  al Colegio de Primaria. 

No sólo te ocupas de ese pino, ya que nos tienes acostumbrados a recibir información del estado de salud del resto de  variedades arbóreas que embellecen las calles del pueblo y tratas de inducir en el ánimo de todos nosotros la idea de que debemos contemplar a los árboles como patrimonio cultural y ecológico, digno de ser cuidado, respetado y conservado como un bien a transmitir a los venideros habitantes de nuestro pueblo. 

Carambolas de la vida, amigo Jesús: los pedrajeros tenemos motivos para cultivar en nuestros corazones un  hermosísimo pino albar, de copa redonda y maternal, cargado de frutos y de promesas, porque nuestra materia orgánica es masa forestal: somos pinar, pino, pimpollo, ramera, burrajo, tamuja, tarambuja o taramuja; somos zarandaja, cándalo, miera, apenas resina, piña, piñote, casca, no cáscara… En la otra vertiente somos seroja, serrín, traviesa, ripia, galano, astilla, pilada…

El pinar nos ha amamantado con su generoso fruto, nos ha dado calor en invierno y hemos buscado su sombra en verano, el re-gozo del canto de las chicharras y el gozo de un sosegado paseo por sus mullidas y blancas arenas. En otoño buscamos setas, nos damos relajantes paseos o recogemos piñas y piñotes para calentarnos (reconozco que esta tarea, al mor de las nuevas tecnologías que van invadiendo nuestros hogares, cada vez la hacemos menos). Sí, cada pedrajero cultiva en su corazón un hermoso pino: en el orgullo que siente por sus pinares, en  la prosperidad económica que ha sabido arrancarle al pinar, el celo que  pone al añadir al nombre de entidades o de edificios  emblemáticos "de pinares" "pinariego"…

Pero, amigo Barrios, como pasa en las buenas familias, el pinar se convierte con demasiada frecuencia, en esa joya preciosa que por ser heredada, lleva en la familia demasiado tiempo y que, bien, bien, no sabemos qué hacer con ella ni cómo tratarla y, a la menor ocasión, le pegamos un mordisco que la dejamos malherida. Tanto a nivel individual como colectivo, desde el plano particular como desde la institución máxima, que es el Ayuntamiento  y desde siempre, hemos hecho un uso del pinar muy poco reflexionado, sin buscar, con demasiado empeño, otras alternativas. Hemos visto cómo se han levantado nuevos barrios a expensas del suelo forestal, mientras va quedando vacío el centro de nuestro pueblo. En el pinar se han abierto explotaciones agrícolas y ganaderas o se extrae agua para regar tierras situadas a considerable distancia del punto de extracción o vamos dejando al descuido o en estercoleros incontrolados plásticos y enseres que nos estorban en casa, como, en ocasiones, habéis denunciado Carlos Arranz y tú. Hoy las leyes, para el pinar, son más restrictivas y conservacionistas, pero ¿son suficientes, se respetan adecuadamente, se vigilan y castigan con firmeza? 

En otro estado de cosas, y no sería justo que se tomaran mis palabras como crítica a la Corporación Municipal actual, al tratarse de un proyecto largamente deseado por el pueblo, sino como punto de reflexión para todos nosotros: Se está acabando el carril bici, un proyecto largo tiempo acariciado por Pedrajas y que seguro, a todos nos llenará de contento, pero que ha supuesto un importante desmonte e intervención en el terreno, con la pérdida de importantes pinos y otras especies de bajo bosque. 

Volviendo la vista atrás, con una visión de conservación del Medio Natural, como parece que se va imponiendo lentamente y si fuera  llevado a cabo ahora, me pregunto ¿qué nos habría pasado si en lugar de  realizar un desmonte semejante de carretera y carril bici, como ha representado la construcción de las mismas, incluida la aplicación de asfalto, para ir a Sacedón a disfrutar de una tarde tranquila, hubiéramos optado por algo más modesto y rural que nos obligara a circular despacio, con el consiguiente tiempo para contemplar el paisaje? 

Mis convecinos dirán que estoy loca, venir, a estas alturas, con esto. Pero quizá tú sí me entiendas, Jesús. Mira, entre nosotros, desde que arde la Amazonía y desde que se ha quemado la isla de Gran Canaria, creo que esto del cambio climático no se lo acaba de creer la gente importante, sólo lo creemos cuatro desheredados que por no poseer no tenemos ni pinos ni hijos a quien dejar herencia. Sea como sea, debido a las plagas, a la sequía y a la contaminación, las señales de deterioro del pinar, son evidentes y la necesidad de  cuidados, urgente.

Podía seguir diciéndote cosas en esta carta, pero me gusta más que hablemos frente a frente y cotejemos ideas. Quiero que sigas dando guerra y llamando a nuestras conciencias en esto de tener cuidado de los árboles.

Como regalo te envío estos versos, deseando los disfrutes, advirtiéndote que no son míos, que ya me gustaría un verso tan ajustado y una palabra tan medida, son de Manuel Benítez Carrasco, un granadino nacido en el año 1922 y al que, seguro, ya le preocupaba el cuidado de la Naturaleza.


"Dice el árbol"
Yo soy tu amigo y te digo:
por favor, no me hagas daño;
mas, si es necesario, sea,
pero sólo el necesario.

Estoy para darte frutos,
tal vez solamente pájaros,
sombra, si la necesitas,
rumor, si te gusta el canto.

Algún día podré ser
la ventana de tu cuarto. 
la mesa para tu pan,
la mecedora, tu arado,
la ayuda de tu jornal
o el lecho de tu descanso.

Cuando cantas una nana,
yo, de cuna, estoy cantando;
a veces crujen mis ramas
para acompañar al canto.

Tal vez, si llegas a viejo,
me necesites de báculo.
Puede ser que en los inviernos,
cuando haya nieve en el campo,
mis brazos le den calor
a los tuyos y a tus manos.

Y yo he de ser, aunque es triste
el tener que recordarlo,
el último compañero
que te llevará en sus brazos.

Siendo más fuerte que tú
-y en completo desamparo
a los fríos del invierno
y a las llamas del verano-,
si me ofendes, no te ofendo,
si me dañas, no te daño,
si me tiras, no me quejo,
al contrario: 
cuántas veces
- y eso que lo diga el Sándalo-
al cuchillo que me hiere
lo devuelvo perfumado.

¿Que te hacen falta mis frutos?
Yo te los doy de buen grado.
¿Que te hacen falta mis ramas?
Corta, por tanto, mis brazos.
¿Que necesitas mi tronco?
No te apene el derribarlo.
Para tu servicio crezco
y para tu bien me abato,
A cambio, sólo te pido:
por favor, no me hagas daño,
mas, si es necesario, sea,
pero, sólo el necesario.

¿Que estorbo en un sitio? Piensa,
antes de darme el hachazo,
hasta qué punto es verdad
que puede estorbar un árbol.

¿Tienes que cortar dos ramas?
Por favor, no cortes cuatro.
Que si el daño que me haces,
cuando es por tu bien, no es daño,
y no sólo en paz lo acepto
sino con placer lo paso,
el que me haces sin causa
ese sí que me hace daño.

Yo soy tu amigo y te digo:
por favor, no me hagas daño;
mas, si es necesario, sea,
pero sólo el necesario.

Leo en El País Semanal del pasado domingo (15/09/2019), en la entrevista que hace a José Sacristán y que figura en la contraportada, en la sección llamada "Gente con Luz" y que firma la periodista Luz Sánchez Mellado,  una cita que, creo, te viene a medida, dice así:

"Sabiendo que la guerra está perdida, salgo cada día a librar la batalla del respeto, la dignidad y la justicia con dos… " bemoles.

Con todo mi afecto.

Teresa González Lozano

Barcelona, 16 de septiembre de 2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario