lunes, 3 de agosto de 2020

MISA EN HONOR DE SAN ESTEBAN

Poco antes de las doce de la mañana las campanas de la iglesia, tocando al vuelo, anunciaban el comienzo de la segunda misa que la parroquia dedicaba a conmemorar la festividad de San Esteban Protomártir, el patrón de nuestro pueblo. A la puerta del templo unos periodistas de Tv1 esperaban la llegada del alcalde para entrevistarlo. Se acercaba la hora de inicio de la ceremonia y era escaso todavía el número de fieles presentes. Don Domingo ha bajado de su lugar habitual la imagen procesional del Santo y la ha colocado sobre una pequeña mesa al lado del altar mayor. Aunque seguían entrando algunas personas, al final el número de asistentes ha sido de unos cincuenta únicamente, entre ellos una representación del Ayuntamiento. Muchos habrán pensado que la iglesia podría llenarse y era mejor ser precavidos. 


Nuestro párroco, revestido hoy con casulla de color rojo, simbolizando la sangre de los mártires del cristianismo, ha expresado su deseo de que nada impidiera la celebración de San Esteban, al menos esa que tiene lugar en el interior del corazón, en el espíritu. Una celebración que se ofrecía por todo el pueblo y autoridades que lo dirigen, una labor nada fácil en estos tiempos que corren.

Don Domingo ha comenzado su homilía manifestando que no podía dejar aparte hablar de lo que nos está ocurriendo. Aunque los medios de comunicación -en los que confía poco- han recogido palabras de tranquilidad por parte de los vecinos ante la situación que estamos viviendo, él quería expresar su profunda preocupación. Están pagando justos por pecadores, ya que hay muchas personas expuestas a un posible contagio provocado en ocasiones por gente incontrolada, a la que parece no importarle los demás. Preocupación también por la economía del pueblo, por los negocios, y sobre todo por la gente mayor. Nuestra sociedad debe cambiar sus parámetros morales, sus principios, debe asumir la existencia de una autoridad... Los demás valen tanto que no podemos poner en riesgo su salud, al contrario, debemos preocuparnos por ellos, ayudándonos y arropándonos mutuamente.


La celebración ha concluido lanzando nuestro párroco sus habituales vivas a San Esteban y a Pedrajas e invitándonos a disfrutar del día, dentro de las posibilidades. Antes, ha resaltado que se encontraba muy satisfecho con el comportamiento de las personas en la iglesia en cuanto al cumplimiento de las normas establecidas.

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