miércoles, 4 de septiembre de 2019

AFORADITO

Julio Olmedo Cantalapiedra. Pedrajas de San Esteban, 1 de septiembre de 2019.

Por fin llegó el día esperado, un año esperando desde la publicación de mi libro La herencia perdida, el Raso de Portillo, todo este tiempo lleno de casualidades que, poco a poco, me van llevando a un destino. 

Acabado el encierro de la mañana con reses del Raso de Portillo, observé que uno de los novillos, tenía algo especial, no era como los otros, era un novillo de los antiguos, castaño, algunos dicen que retinto, con un listón y ojo de perdiz, único en la ganadería, mi familia los crió durante cuatrocientos años.

Desde la mañana hasta la hora de la novillada, lo trasmití a varias personas, entre ellas a Iñigo Gamazo: "Ese novillo castaño va a cambiarlo todo, lo sé".

En la sangre de sus reses impera el encaste Santa Coloma, pero como si fuera predominante la antigua sangre, muchos animales tienen características de toros de antiguo. Estas reses llevan en la misma ganadería, pastando en el mismo término de Aldeamayor, desde tiempos inmemoriales, han abierto plaza en las Funciones Reales, han inaugurado plazas, como la de la Puerta de Alcalá, en Madrid, han sido lidiadas por toreros como Pedro Romero y Pepe Illo, han sido la base de muchas ganaderías, actualmente, está lidiando con éxito en Francia, la ganadería del Raso de Portillo ¿no se merece una oportunidad en España?

Se está hablando mucho de si es justo o no el indulto de Aforadito, sea como sea, ya es un novillo de leyenda, con el misterio que le rodea. Todo esto ha servido para introducir un poco de sal, la sal del Compás, el público demanda algo más, quiere algo distinto, no quiere un toro bobalicón, quizás sea el arranque de algo nuevo, un empuje para salvar lo taurino.

Entre todos hemos indultado a Aforadito y ojalá, a la ganadería el Raso de Portillo.

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