lunes, 28 de agosto de 2017

SAN AGUSTÍN 2017 – 5

TARDE Y NOCHE DEL DOMINGO, BAJO EL SIGNO DE LA LLUVIA 

UN DÍA MÁS, LOS NOVILLEROS NO DIERON LA TALLA

A las 6 de la tarde de ayer, domingo, comenzaba la segunda novillada del certamen taurino “El Piñón de España”, en la que el tiempo no acompañó. A la media hora de su inicio el cielo se puso muy oscuro, comenzó a tronar y a llover. El chaparrón más fuerte cayó a eso de las siete de la tarde.

Mal resultó también esta novillada, en la que otra vez, los novilleros no estuvieron a la altura de los novillos. El premio al mejor novillero de la feria ha sido declarado desierto, decisión que prácticamente todos los aficionados esperaban. Algo habrá que cambiar en el certamen para que este hecho no se repta con tanta asiduidad. Si el objetivo del certamen es promocionar a novilleros jóvenes, habrá que rebajar el nivel de los novillos de modo que puedan torearlos. Tal vez haya otras soluciones, pero algo habrá que estudiar en profundidad el problema y adoptar decisiones al respecto.

Y ya que estamos tratando asuntos taurinos, cabe reseñar que estos días se cumplen 25 años de la inauguración de la actual plaza de toros de Pedrajas, que tuvo lugar durante las fiestas de San Agustín de 1992. Incluyendo las que hoy acaban, se contabilizan 26 ferias taurinas en esta plaza, con sus corridas de toros, novilladas, encierros y otros festejos taurinos. Sorprende que nadie se haya acordado de celebrar esta efeméride. O si se han acordado, que hayan decidido no conmemorarlo. Ese año también llovió, lluvia y viento fuerte, en abundancia, de modo que la primera novillada que estaba previsto celebrar en la nueva plaza debió suspenderse. En esa época se celebraron encierros por el campo unos cuantos años, soltando el ganado en las laderas de la cañada de Valdebenito, cerca de la raya de Íscar, y entrando en el pueblo por la calle del Humilladero.

LLUVIA DURANTE LA VERBENA DE LA NOCHE

A las 11 de la noche estaba anunciada en el programa la actuación de la orquesta Taxxara, pero no pudo empezar hasta poco después de la doce por haber estado lloviendo algo, no mucho. Cuando la gente oyó sonar la música, fue acercándose a la Plaza, a bailar o a contemplar el espectáculo. Hacía fresco, pero abrigado se estaba a gusto. Eso sí, las mesas de las terrazas de los bares, casi vacías. El día anterior no había ni una libre.

Después de haber actuado durante una hora, volvió a llover y los músicos dejaron de tocar, sobre todo por seguridad. No se oían truenos, pero los relámpagos iluminaban el cielo a lo lejos. La gente se refugió de la lluvia bajo el Ayuntamiento y otros edificios. Algunos, sobre todo niños, aprovecharon para hacerse fotos con los cantantes, que estuvieron muy amables. A las dos menos diez cayó un chaparrón muy grande y la Plaza se fue quedando vacía. No sabemos si la sesión de baile se reanudó, suponemos que no.

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