lunes, 26 de diciembre de 2016

REFLEXIONES EN TORNO A LA NAVIDAD

Por Víctor Manuel Sanz Arranz

Caminamos por esta vida, en estos días tan especiales, donde abundan las luces multicolores, las densa nieblas, los Belenes, los árboles de Navidad, las loterías con sus correspondientes días de la salud, aflorando al mismo tiempo las cenas copiosas, ese pequeño culto a la gula, al vino al champán, al dulce... 

Además, hacemos aumentar nuestra simpatía, la alegría, los buenos deseos, los regalos, donde Santa Claus y los Reyes Magos se afanan en ser los mayores repartidores, y en un Mundo paralelo lo hacen también el Corte Inglés y todos sus competidores.

Siendo positivos, contemplamos como vencedores a la amistad, la cordialidad, los buenos reencuentros familiares, las "Misas Pastorelas" tan elegantes y tradicionales en nuestro pueblo, adornando estas fiestas de espléndidos villancicos.

Me viene a la memoria que, mi madre (Chiqui), en esa fase más "romántica" de su enfermedad nos recitaba y cantaba con mucho entusiasmo este singular villancico, venido de sus raíces profundamente religiosas.

Para Belén camina una doncella
llena de gracia, de gracia llena.

"Ábreme, venterico, la tu posada".
Y el ventero contesta más adelante:
"Mi puerta no se abre,
que ya es muy tarde".

Y entre el buey y la mula nació el Rey Santo,
con el rigor del frío nació temblando,
quien tiembla, el que a paja se agrega,
quien llora, el que nos da la Gloria.

El poema debe de estar incompleto y posiblemente alguien le conozca bien. Mi primo Carlos (el conductor de esta página) agradecería mucho a cualquiera que le pudiera dar más detalles del villancico.

Mi madre era muy aficionada a ver teatro por televisión. La gustaba sobremanera lo cómico, además se reía como un canasto. Era de esos espectadores que tanto nos gustan a los que estamos en el escenario. Aprovecho la ocasión para recordaros que los días 29 y 30 de diciembre (jueves y viernes) volvemos a actuar en el Auditorio de Pedrajas con "Veneno por amor", obra que sin duda hubiese hecho las delicias de mi progenitora.

Últimamente, estoy recuperando buenos momentos de mi madre. Una de las joyas que nos dejo fue esta sorprendente frase:

¡Un beso cuesta poco y vale mucho!

He pensado un poco en estas palabras, ¿?... Y, en ellas, creo que se refería a un beso muy grande, no necesariamente largo, lo más seguro que sencillo, en la mejilla, pero con muchos ingredientes:

"Me imagino un beso lleno de comprensión, de valorar lo que tenemos, de no fijarnos sólo en los defectos de los demás, de saber perdonar, de ser capaces de sembrar buenos valores entre todos nosotros, prolongando el espíritu navideño más humano, mucho más allá de estas fiestas".

Tan sólo deciros ya, que os mando un beso de ¡esos!, de los suyos, y también un fuerte abrazo de parte de mi madre con todo su enorme corazón. 

¡Gracias a todos de verdad!



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