domingo, 3 de julio de 2016

EL RÍO

Cuando el calor aprieta, como hoy, un buen lugar para estar fresquito, al aire libre, es el río, el Eresma. Nada más empezar a descender por el sendero que une las fuentes de Sacedón con la ribera, ya notas el frescor, al amparo de la vegetación que cubre la estrecha senda. Una vez abajo, se puede descansar o tomar el sol en las pequeñas playas que se han formado a la orilla de la corriente.

Nos decía hace unos días un pedrajero ausente de su tierra habitualmente que no había mejor terapia para la circulación sanguínea que pasear descalzos sobre las arenas del lecho del río, una veces finísimas, otros con pequeñas o grandes piedras rodadas, desgastadas por el movimiento de la corriente.

A nosotros también nos encanta caminar dentro del agua, habitualmente en la ribera de Sacedón: aguas arriba, hasta el lugar donde vierte sus aguas cristalinas la fuente del Avellano, pasando antes por los chorros de las dos fuentes de Sacedón; aguas abajo, hasta los puentes de Vadalba, por la desembocadura del arroyo del Chorlito y el antiguo vado por donde se cruzaba el Eresma, antes de que se construyera el puente viejo, a finales del siglo XIX.

Estos paseos, que a tantos nos gustan, tienen estos últimos años un inconveniente: las acumulaciones de troncos y ramas provocados por las crecidas invernales o primaverales, que a veces impiden por completo el paso. Así nos ha sucedido esta misma tarde al intentar acceder a los chorros de las fuentes de Sacedón. Imposible pasar. Así que nos hemos entretenido un buen rato desenmarañando esa empalizada natural en la que habían ido acumulándose botellas y bidones de plástico, latas de bebidas, bolsas y otros desechos que algunos siguen arrojando al río desde la balsa de la fuente de Sacedón. En esto de arrojar desperdicios parece que no hemos avanzado nada. También se encuentran botellas de cristal, rotas o no, con el peligro que suponen precisamente si vas caminando por la corriente. Por cierto, desde hace tiempo unos carteles recuerdan que el agua de la fuente de la Virgen no está tratada y que presenta un alto contenido en nitratos. Mejor no beberla, por lo tanto, al menos habitualmente.


Desperdicios arrojados en el chorro de la fuente de Sacedón, julio de 2011.

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