martes, 9 de septiembre de 2014

PREGÓN DE LAS FIESTAS DE ÍSCAR

Un buen amigo nos ha conseguido el texto del pregón de las fiestas de Íscar de este año 2014, pronunciado por J. Carlos Rico Mateo, iscariense y presidente de ACOR.

Lo incluimos tal y como nos ha llegado pues creemos que gustará leerlo a todos los iscarienses que viven en Pedrajas y a los propios pedrajeros. Desde luego, en el pueblo vecino llevan con mucha naturalidad el uso de los motes. En Pedrajas, no tanto, ¿verdad?


PREGÓN DE LAS FIESTAS DE ÍSCAR

J. Carlos Rico Mateo

26 de julio de 2014


Alcalde, corporación municipal, reinas 2013 y 2014, autoridades, amigos, quintos y quintas. Vecinos de Íscar.

Aunque todo lo que ha dicho Alejandro para argumentar mi curriculum es totalmente cierto, no lo es menos que la presentación de las gentes de mi pueblo sería sustancialmente diferente. Aquí soy, como todos vosotros sabéis (y permitidme el tuteo): el hijo de Teodoro “ratilla” y de Carmen, la sobrina (hija) de Teyo “totorro”. Sí hombre, ese que está casado con la chica de Julián, “el pinariego” y de Martina, la hija de Antonio “el mancebo”, la que se llama Raquel y es maestra, que además, tiene tres hijos que están en la banda.

Pues bien, ese soy yo: Carlos “ratilla, el que lleva con orgullo el nombre de Iscar”. El que en su pueblo encontró, como decía, al amor de su vida y formamos una familia de iscarienses, con tres vástagos para ser exactos, que se sienten de este pueblo hasta los tuétanos y de los cuales estamos especialmente orgullosos.

Y es que en nuestro pueblo el apodo, el mote para ser más preciso, se muestra como un apéndice natural al nombre que identifica a la persona por sus ancestros, sus atributos y sus particularidades, con especial gracejo e imaginación. Aquí el mote no es ofensivo, es definitorio y característico. Es un símbolo más de la identidad personal y familiar, como los clanes de Escocia pero en el corazón de la Meseta.
Pues bien, de esta trayectoria de nombres, seudónimos, perfiles e identificaciones no se ha librado ni nuestro Santo Patrón: San Miguel. Probablemente los más jóvenes del lugar, y seguramente vosotros “los quintos”, no sabéis que hasta Él tiene apodo, y no sólo uno, sino dos, para eso es San Miguel.

El motivo de tal situación, todo mote tiene su origen causal, fue el traslado de la festividad a la segunda semana del mes de Agosto en un primer intento, y luego, en virtud de la coincidencia con otras celebraciones, al primer fin de semana… Una vez metidos en gastos, era lo mismo un traslado que dos y si la mudanza merececía la pena… a por ello.

Como bien sabéis, imaginación no falta en esta tierra. Así, con el primer cambio se pasó a llamar “san trece”, por la coincidencia con tan desafortunada fecha que, por otro lado, parecía ser premonitoria del cambio definitivo a la actual. Pues bien, con este segundo traslado llegó otro de los innumerables ejemplos de ingenio de mi queridísimo pueblo y en ese preciso momento, se le atribuyó a nuestro querido patrón el sobrenombre de “san culo inquieto”.

Ni tan siquiera la imagen del Cristo, que se encuentra en el recinto de la antigua iglesia de San Pedro, se ha librado del adjetivo. Este mucho más escatológico, ya que debe su apelativo a la necesidad fisiológica, y natural, de miccionar abundantemente bajo la presión de un consumo abultado de cerveza, algo bastante común en fiestas.

Esta necesidad, aliviada en ese rincón ante la falta de espacios públicos (situación ya subsanada por el consistorio) albergó un nuevo término para identificar dicha escultura y ese fue el que imaginan: “el Cristo del pis”. No sé si encuentra entre nosotros D. Jesús. No interprete usted estos posicionamientos como enfrentamientos, faltas o indisciplinas, todo lo contrario, hacemos de lo más importante, próximo o cotidiano. En definitiva, “más querido”.

Pero no solamente nuestro patrón se vio alterado en fechas y apelativos. Según un cronista actual, Juanjo “alegui” para ser exactos, incluso hay un barrio que recibió la impronta popular al ser llamado “el barrio de los bichos”, no por las fechorías que hacían los más pequeños, que también, sino porque en sus moradores se encontraban apodos de diferentes tipos de animales, fuesen de la condición que fuesen.

No en vano, si uno repasa la colección naturalista –en cuanto a este tipo tan particular de identificación biológica se refiere- podemos encontrar desde “gatos”, “ratones”, “zorros”, “pollos”, “liebres”, “conejillos”, “cucos” hasta “gorilas” o “ballenas”, pasando por “grajos” o “vencejos”, e incluso reparando en algún que otro “mosquito”. Como veréis hay de todo, y para todos los gustos.

Estas historias y otras tantas, conforman la peculiaridad de mi pueblo, de nuestro pueblo, que si bien no está especialmente dotado de arquitectura y monumentos, lo está en gentes espléndidas y emprendedoras, trabajadoras y abiertas, perspicaces y de agudo ingenio.

Cierto es que carecemos de ornamentos de relieve, salvando las dos iglesias y nuestro querido castillo. Pero mayor certeza tiene este pregonero, al proclamar a los cuatro vientos, que la verdadera impronta de Íscar, el gran patrimonio de nuestro pueblo, reside en sus gentes, en las vecinas y vecinos de este municipio, donde nadie es extraño ni foráneo, porque para ser de Íscar solo hace falta “estar aquí”, en esta misma plaza donde vemos ejemplos de integración y acogida, de buenas gentes que conviven en armonía, de personas nobles y trabajadoras que, día a día, arriman el hombro para sacar la tarea con el mismo ahínco al que nos prestamos en la alegría y el jolgorio.

Aquí no importa donde se nazca, uno se gana el honor de ser iscariense demostrándolo con trabajo, generosidad y respeto, sólo se pide eso.

Faltaría a la verdad si os dijera que no tengo idealizado mi pueblo y que, para mí, es un lugar tan emblemático y especial que marca cada uno de mis pasos, puesto que aquí, en Íscar, encuentro ejemplos dignos de ser contados en alto.

En este acervo humano puede verse el gran valor, el verdadero valor, de nuestra villa carpintera. Vaya incongruencia: un agricultor ensalzando la madera. Su “intrahistoria”, como diría Unamuno, que nos cobija y aconseja, nos precede y enseña como sabia dicción de las “personalidades”, de los grandes personajes que ha dado este paraje.

Me imaginaba yo, dando un paseo atemporal y porque no decirlo, entrañable, desde la iglesia de San Miguel a la de Santa María. Me iba encontrando, en mis recuerdos, con personajes ilustres de la ciudadanía iscariense, ilustres sí, porque como os decía, la regla de medir aquí es diferente. No hace falta apellido, solo condición. Eso sí, un mote ayuda, pero la medida es personal, no se puede vivir de hechos pretéritos ni heredados, hay que ganárselo a diario.

En este paseo me iba encontrando vivencias pasadas, pero reales, lecciones magistrales de gente diversa y peculiar, inteligente e imaginativa, tan divertida y locuaz como sagaz y expresiva.

Veía al señor Dimas y a su inseparable amigo, “Quevedo”, estos como los reyes de Castilla y Aragón: “tanto monta” Quevedo-Dimas como Dimas-Quevedo, y recuerdo el sabio consejo, lleno de experiencia personal por otra parte, que me daba una tarde del mes de mayo o junio cuando me disponía a entrar en casa, después de haber tomado el aperitivo con mi cuadrilla, y donde a mi amigo Traga y a mí se nos olvidó mirar el reloj. Sería hacia las 5 de la tarde:

“¿Dónde vas ratilla hijo?

A comer Dimas

A estas horas… ¿y no te riñe?

Pues claro…

Pues… ¡no hagas caso!.

Este hombre estaba describiendo de una manera precisa lo que Darwin definió como “la adaptación al medio”, ¿se puede pedir mayor concreción de lo que es acoplarse a los imponderables augurios de lo sobrevenido? Todo un filósofo.

Se agolpaban en mi mente una y otra anécdota con diferentes vecinos, personajes todos ellos dignos de admiración y relato, frases célebres, situaciones divertidas y todas ellas peculiares.

Eso me hizo reflezionar sobre la cantidad de materia gris que pulula por nuestras calles y encontré ejemplos increíbles de innovación y adelanto. 

Uno de ellos, la vinculación entre noticias y publicidad. Pedazo de invento (como el de la gaseosa) que seguro que algún “dispierto” (como decimos aquí) de no sé qué oficina de un rascacielos, se habrá apuntado, pero que en realidad le corresponde al señor Teberete, Germán de nombre, y aquí… mi particular homenaje a éste pregonero, del que hoy soy humilde discípulo, quien ya por los años 60-70 intercambiaba la información oficial (ya sabéis: “por orden del señor alcalde, se hace saber…”) con la inclusión, entre párrafo y párrafo, de las ofertas de pescado del “señor Bolo”.

Todo un adelantado a su tiempo, centraba la atención con el edicto de la alcaldía y cuando la gente se encontraba más atenta, zas, pasaba a unos minutos de publicidad; donde lo mismo te colocaba sardinas, que pescadilla, chicharros o la misma bertorella.

Dicho sea de paso, esta técnica tardó más de 30 años en llegar a la televisión, y vino de la mano de una cadena privada, donde aprovechaban las noticias para endosarnos unos cuantos anuncios publicitarios. Lo dicho, un innovador.

Desde el punto de vista comercial, también marcamos pautas que se adelantaban a los tiempos. Junto a una de las esquinas donde daba el pregón el señor Teberete, existían dos tiendas, las tiendas de mi barrio donde, de forma escrupulosa, mi madre nos enviaba de niños a mis hermanos y a mí, con la precaución exquisita de equilibrar la compra entre ambos vecinos. Claro está que la competencia aviva el ingenio, y más en nuestro pueblo, y aparecieron técnicas de lo que ahora llaman “merchadizing”, las primeras “ofertas de fidelización”. Si la señora Casimira nos daba un chupa-chups (de azúcar), Priscilo nos daba una aceituna (gorda). ¡Y cree la banca que ha inventado algo con las vajillas y los salvamanteles! Eso era promocionar.

O los mismos “Almacenes Pardo”, allí en la esquina, que fueron perfectamente definidos por boca de una nieta de Jesús Herrero y Luisa Mari, hija de Isabel y Alejandro, quien en una estancia veraniega preguntaba: ¿Cuándo vamos al Corte Inglés de Íscar, abuela?

Todos los que somos de aquí conocemos perfectamente el valor de ese elenco de mujeres que ha trabajado sin descanso para dar el mejor servicio, desde la señora María, la abuela, a la madre Pilar y a su hija Henar, quién ha recogido el testigo y mejorado la impronta (que ya era difícil). Todo un símbolo de entrega y buen hacer.

Da igual lo que necesites, desde una braga a un calzoncillo, pasando por bacalao o pimiento del piquillo, y si no lo tienen, en 24 horas te lo han conseguido. ¿Dónde va Seur con su eslogan cuando en esta casa de solera y buena gente, lo llevan haciendo más de 50 años? Eso es calidad y atención al cliente.

Y qué decir de los episodios protagonizados por una persona admirable y de un ingenio a raudales, su nombre es sinónimo de alegría y saber estar, simpatía y baile, poesías y chistes. Otro genio de la comunicación.

Me refiero al señor Félix, sí “Gordita, que cuando le pusieron el apoyo del andador, del que prescinde cuando hay que echar un baile o jurar bandera, más tieso que un ajo, y como si de un quinto se tratara. Decía que su principal preocupación era “que no le pillara el radar de la entrada”… A eso se le llama afán de superación. Sus dimes y diretes, sus correrías y anécdotas, están en la mente de todos.

Mirad si somos peculiares que aquí, como diría el difunto Roberto (que en paz descanse): “no toca la lotería por una letra. Ya que, según sus propias palabras, le tocó a “el tuto” (mi vecino) y a él nada de nada, porque era “el toto”. Esto es encajar un resultado adverso con deportividad.

O cuando un día de fiestas, no sé si amaneciendo, un paciente recientemente operado por un insigne médico de nuestra villa, pudo ver, con ojos atónitos, como el “doctor”, su cirujano, aparecía vestido con una caja de cartón, diseño exclusivo de nuestro amigo Marianito, “Mazinguer” para más señas, y una cinta morada (color de nuestra peña La Popular), anudada a la cabeza, quizás porque el pañuelo no daba la medida.

Ante esta situación, el hombre exclamó: ¡y éste es el que me ha operado a mí! Pues sí señor, aquí hasta la cirugía se cambia de hábito porque, más que en ningún sitio, no hace al monje. Este cirujano pertenece a una “familia de la plaza”, utilizando una expresión de Raquel, mi mujer, familia a la que considero mía. ¡Toño, puedes estar tanquilo… no he dicho quién era!

Ejemplos, muchos: Jonás y su gran mujer, Rosa, que abrían la casa de par en par, para recibir a todo hijo de vecino, y compartir con ellos la alegría de la fiesta. Ocurrente, imaginativo, guasón (ya apuntaba maneras cuando, disfrazado de alguacil, encerró en un corral a una vuelta ciclista).

Otros tantos, los nazarios y sus dichos (Timoteo, Antonio y Javi-traga), Jesús Pedro y los tres “Marianos”: el juez, Dimas y Marianito; Primi, Nicolás y Goyo Aguado; el mudo y Tarzán, los Guarros y su coche, Alfonso “catinga” y el tío “vista-alegre”, “Anesba”, y sus coplas… etc, etc, etc.

Podríamos estar toda la noche contando historias que parecerían surgir de una película de Berlanga, trovadores ellos del mejor espíritu iscariense… Personas de talante abierto, con gran capacidad de encandilar a los que nos visitan y de compartir esos momentos especiales con propios y extraños. Afanados en integrar, para que todos nos sintamos en casa, para que todos seamos de casa.

Y no se queda aquí la cosa, modelos de cultura y pundonor, de superación y refino, los encontramos en la Coral Villa de Íscar y en nuestra admirada Asociación Musical Iscariense, la AMI, mi tan querida AMI. Parece un sueño imposible pensar como partiendo de la ilusión de tres amigos: Quillo, Serato y Capi (que solo sabían leer las letras del banco) se haya alcanzado ese grado de perfección y que, al día de hoy, este pueblo se pueda sentir tan orgulloso de una BANDA (con mayúsculas) que ensalza el nombre de nuestra localidad allá por donde vaya.

Sois el mejor estandarte de nuestra villa, el mejor embajador de nuestro pueblo. Bajo vuestra envidiable trayectoria servís de guía que canaliza una formación ejemplar para nuestros jóvenes. Gracias AMI por todo lo que hacéis, por llevar de forma tan ejemplar, elegante y distinguida el orgullo de un pueblo que sabe trabajar, disfrutar y mejorarse.

De la mano de su director, José (quien está siendo profeta en su tierra), y con el empuje y apoyo de todos, tenéis el reto, el deber diría yo, de mantener e impulsar esta institución tan encomiable, que despierta la envidia sana de todos aquellos que os conocen y aprecian.

Todo esto me trajo otro pensamiento: el origen de este festival de talento y creatividad. Y creo que estaréis de acuerdo conmigo en la resolución del entuerto. Somos así por lo que nos han inculcado nuestras madres, ejes carismáticos de nuestras familias.

Queridas reinas de las fiestas, hoy estáis representando a la juventud de Íscar pero sobre todo, hoy lleváis en vuestra sonrisa, en vuestra juvenil belleza, los genes de todas las mujeres de este pueblo, de las madres que con entrega y cariño han formado este carácter gentil y abierto.

Que con esfuerzo y talento abren sus casas para satisfacer a todo el que nos acompaña y que, con generosidad e inteligencia, nos moldean en la alegría y el compromiso, en el trabajo y la familia, en el respeto y la generosidad.

Vosotras sois las artífices, el verdero motor de éste nuestro pueblo, lo sé bien porque tengo a una gran mujer a mi lado dándome lecciones de realidad a diario.

Mantened estos valores como la máxima que identifica nuestras raíces, nuestra foma de ser. Cuidad y ensalzad la impronta fraternal de la gentileza. Manifestad y pulid la gratitud.

Enseñad al mundo que vuestra jovialidad es un legado que pasa de generación en generación y que, muy lejos de agotarse, se transmite multiplicándose entre la progenie de nuestra villa.

Haced que todo el mundo se sienta atraído por nuestros valores y cantadlos en sonora armonía, como sólo vosotras podéis hacerlo, derrochando simpatía y elegancia.

Quintas y quintos, juventud de Íscar, peñas grandes y chiquitas, pozales, vecinos, amigos todos. Tenemos el honor de servir de altavoz, de ser el aderezo de este gran guiso que solo aquí se cuece, con salsa fraternal y un toque divertido.

Abrid puertas y gateras, que se brinde por la alegría de nuestra tierra, que se ensalce la amistad y que siga la risa y la carcajada.

Ques se recuerden estas fiestas, nuestras magníficas fiestas, como las mejores de todas las vividas. Emulando al presidente del COI: como las mejores de toda la era moderna.

Y recordad, para divertirse no es necesario el dinero, es imprescindible “el ingenio”.

Y nada más, no quiero cansaros. Me despido agradecido por haberme permitido ser vuestro pregonero. Hoy es un día muy especial que guardaré en mi corazón y en mi memoria, como una de aquellas experiencias soñadas que se hacen realidad.

Si antes Íscar era para mí la capital del mundo, ahora será el centro del universo. Insisto, se despide un iscariense orgulloso de serlo, quién nunca imaginó ser digno de tan magnánimo galardón.

Siempre agradecido y enormemente emocionado.

¡VIVA ÍSCAR!

J. Carlos Rico Mateo.

Vecino de Íscar.

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