jueves, 20 de febrero de 2014

COSTUMBRES ANTIGUAS

En nuestros pueblos perviven todavía ciertas costumbres que tal vez desconocen sus habitantes de menor edad. Una de ellas consiste en colgar un trozo de ramera verde, atado a una cuerda, de la ventana del sobrado de una casa, indicando de esta manera que su dueño vende en ella vino de su propia cosecha. En Pedrajas hace tiempo que no se ve, hecho que no tiene nada de extraño ya que apenas quedan unas pocas viñas en nuestro término municipal, por detrás de la cuesta del Burro. Antiguamente hubo muchas, especialmente en terrenos arenosos, como la cañada de Palacios, el Coto o el mismo Monte, en determinadas zonas. Precisamente el nombre del Coto recuerda que las viñas estaban acotadas en ciertas épocas del año a la entrada de ganado lanar. También se hallaban agrupadas en ciertos pagos para una mejor vigilancia por parte de los guardas del campo. Siendo niño, recuerdo que mi padre, Demetrio Arranz Martín, el Cartero, ponía la ramera en la venta del sobrado para que algunos vecinos el pueblo vinieran a comprarnos el vino que elaborábamos con la uva de nuestros majuelos.

Vienen estos recuerdos a nuestra mente porque hace unos días, pasando por la calle Mariemma, en Íscar, vimos una pequeña ramera de pino colgando de la ventana del desván de una casa. El año pasado nos sorprendió encontrar otra en una vivienda de la villa de Portillo, cercana al castillo. Nuestro amigo Ángel Fraile de Pablo, natural de Vallelado, nos asegura que también la ponían en un pequeño bar del pueblo segoviano de Chañe. Seguramente se hará lo mismo en otros pueblos de nuestra comarca.

Íscar, calle Mariemma, 19 de febrero de 2014

En Pedrajas llamamos “taberneras” a ciertas malformaciones producidas en los pinos, de formas redondeadas, de mayor  o menor tamaño, constituidas por acumulaciones de hojas, con mucha resina. Según nos han contado, deben este nombre a que antiguamente se ponían en las fachadas de las casas en señal de que se vendía vino. Como no son fáciles de encontrar en el pinar, posiblemente se sustituyeran por sencillas ramas de pino, que son las que aún pueden verse, como hemos comentado.


Tabernera en el pinar de Castrejón, 15 de agosto de 2006

Otro uso habitual entre nosotros, igualmente de carácter ancestral, consistía en clavar una o varias ramas de pino, llamadas “musarañas”, en una tierra para advertir de que no estaba permitida la entrada de ganados, por estar ya sembrada. Con esta misma finalidad y con la de señalar que no estaba permitida la rebusca, se hincaban también estas pequeñas ramas de pino en viñas y melonares. 

Seguramente alguno de vosotros podáis aportar otros conocimientos sobre estas costumbres tan antiguas, que se encuentran a punto desaparecer para siempre.

Carlos Arranz Santos

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