miércoles, 26 de diciembre de 2012

EL PÚLPITO Y LA POLÍTICA

Hace muchos años, cuando yo era monaguillo en mi pueblo, años 1956-1959, recuerdo cómo nuestro sacerdote D. Victoriano Román Aceves nos indicaba cuál debía ser nuestra forma de conducta, tanto en lo religioso como en lo civil. La noble y buena gente de Pedrajas respetaba y quería a su párroco, aunque no siempre estaba de acuerdo con su forma de ser y de decir.

Hoy, día 26, asisto a la celebración de la Misa Pastorela en mi pueblo y me encuentro con un oficiante que desde su Púlpito, no solo nos indica lo mal que lo hacemos, fijándonos solo en las bombillas conmemorativas, los regalos y la diversión. Se permite enjuiciar la labor de nuestros políticos actuales y lo mal que lo hacen, se permite recordar los tiempos de la Transición y los del Dictador, se permite  criticar las diferentes formas de unión entre las personas, rechaza el amor entre personas del mismo sexo.

Lamento que en días de paz, amor y concordia, como deberían  ser las Navidades, aún existan personas que aprovechen el Púlpito para hablarnos de diferencias, desigualdades y de odios. Jesús no vino a este mundo para eso, sino para hablarnos de perdón, concordia y hermandad.

No soy de mucha Misa, pero aún estoy por escuchar la más mínima alusión a algunas de las posiciones mantenidas secularmente desde el Púlpito (avances de la Ciencia, actuaciones contra niños, posicionamiento ricos-pobres, actuaciones de los jerarcas eclesiásticos, etc.). Por supuesto, mi reconocimiento a la labor humanitaria desarrollada en algunos países.

Desde aquí me permito sugerir a D. Domingo que si quiere hablar de política, salga a la plaza pública y debata con quien tenga enfrente pero que no aproveche su Púlpito para hablar de ciertas ideas no acordes con la Constitución que los españoles nos hemos dado y todos debemos de acatar.

PD. Lamento que nuestro Consejo Municipal asiste impávido a estas diatribas eclesiales, quizás haya que recordarle que somos un país laico. Para evitar engaños, ni he militado, ni milito, ni militaré en ningún partido político.

Emilio César Salamanca Sanz.

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